Persiguiendo a Kiarra: el desenlace - Portada del libro

Persiguiendo a Kiarra: el desenlace

N. K. Corbett

Capítulo 3

Kiarra

Bueno, eso había sido inesperado, por decir lo menos. No fue inoportuno en absoluto, pero definitivamente demostró lo jodidamente abrumadores que podían ser a veces nuestros deseos mutuos.

A estas alturas, las peleas que se convertían en sexo ardiente y furioso eran casi un elemento básico de nuestra relación.

Aidan se había negado a continuar nuestra discusión hasta que ambos hubiéramos vuelto a casa y nos hubiéramos duchado.

Yo había empezado a sentir el frío exterior después de nuestra pequeña sesión de ejercicios, y él se negó a hablar de temas serios hasta que yo hubiera vuelto a entrar en calor.

Supongo que el repelente de gripe humana no era uno de los superpoderes que conseguí al transformarme en hombre lobo. Necesitaba una lista de las cosas que podía y no podía hacer ahora.

Después de la ducha, ambos pasamos a la cocina y Aidan me preparó un chocolate caliente antes de sentarnos y mirarnos.

Durante un buen rato, ninguno de los dos dijo nada. Ninguno sabía por dónde retomar la conversación.

Hacía apenas media hora estábamos calientes, pero ahora volvíamos a la desagradable tormenta de mierda en la que estábamos metidos.

Después de unos minutos, por fin hablé.

—Entoooonces.

Alargué un poco la palabra y suspiré.

—Siento no habértelo dicho antes. Honestamente, yo misma estaba en negación y no quería lidiar con eso, así que lo dejé de lado.

—Lo sé —su voz era un poco áspera, y hablaba apenas por encima de un susurro mientras mantenía sus brazos firmemente alrededor de mí.

No dijo nada más, y tuve la sensación de que ese era el mejor lugar para dejarlo por ahora.

Así como yo intentaba adaptarme a todo lo que estaba ocurriendo, él también necesitaba algo de tiempo para procesar la nueva información.

Tomé un sorbo de chocolate mientras reflexionaba sobre qué decir o a dónde ir.

Reunirme con mis padres no estaba en mi lista de cosas pendientes, y no tenía ningún deseo de volver a verlos.

En mi cabeza, no paraba de recordar cuando los vi salir de aquel coche frente a la manada, y sentí que se me revolvía el estómago cada vez que pensaba en esa mujer.

Me había acostumbrado tanto a verla en la foto, pero nunca imaginé que algún día la vería en la vida real.

Si me hubieran pedido que fuera a visitarla hace un año, habría ido sin dudarlo, pero ahora me parecía mal.

Algo no encajaba en la situación, pero ya no podía decidir si era por ellos o por mis propias suposiciones.

Quizá no debería confiar tan rápidamente en todo lo que Ares me había dicho y formarme mi propia opinión, pero era como si mi cuerpo tuviera mente propia.

Había decidido oponerse violentamente a la idea de ellos, y era como si dentro de mi cabeza se librara una batalla de dos bandos.

—No podemos evitarlos, ¿verdad? —dije por fin mientras bajaba la vista hacia mi taza, sin atreverme siquiera a mirar a Aidan.

—No —la respuesta fue directa, sin mimos, y supe que eso era lo que necesitaba.

—¿Por qué exactamente?

—Las cosas son más complicadas que eso, Gatita. Tengo que empezar a introducirte bien en nuestro mundo, porque todavía hay muchas cosas que no entiendes.

—Tenemos que reunirnos con ellos. Quizá pueda retrasarlo uno o dos días, pero ya están aquí.

Miré hacia Aidan con el rabillo del ojo y vi que me miraba como si intentara comprender algo.

—¿Qué? —enarqué una ceja mientras le devolvía la mirada.

—Solo estoy tratando de descifrarte. Descifrarlos.

Miró por la ventana, aparentemente sumido en sus pensamientos durante un rato.

—¿Se te ocurre algo?

—Podrían querer conocer a su hija —tampoco sonaba como si creyera esa explicación de mierda, pero, antes de que pudiera siquiera discutir, continuó—: O podrían estar tras el poder.

—¿Qué quieres decir?

—Nuestra manada es una de las más fuertes. Tenemos algunos de los mejores luchadores y un mayor número. El Valle Lunar es autosuficiente, y no somos precisamente pobres por aquí.

—Si su manada se emparentara con la nuestra, sería muy grande en el mundo de los hombres lobo. Serían poderosos por asociación.

—Entonces, ¿estás diciendo que esta gente vino aquí, fingiendo querer conocerme, solo para ganar el poder de nuestra manada?

Alcé las cejas y sentí que volvía a enfadarme, pero Aidan negó con la cabeza.

—No, estoy diciendo que podría ser una posibilidad. No podemos sacar conclusiones precipitadas antes de reunirnos con ellos y ver cómo van con todo.

Miré mi taza media vacía mientras pensaba en lo que me había dicho.

—¿Cómo podrían ganar poder a través de nosotros? No entiendo qué tienen que ganar. Ellos tienen su propia manada y nosotros tenemos la nuestra. No es como si nos moviéramos en los mismos círculos.

—Siempre hay rituales y reglas que seguir cuando alguien encuentra a su pareja en otra manada que no es la suya, pero hay todavía más cuando hablamos de una pareja Alfa.

—Especialmente, cuando la Luna es la hija de un Alfa de otra manada.

Hice una leve mueca al oír la palabra «hija», pero lo dejé continuar sin interrumpir.

—Puede que no te guste, pero aparentemente eres la hija de un Alfa. Dependiendo de si tus padres tienen otros hijos o no, hay diferentes enfoques y diferentes rituales que tendremos que realizar.

Miré a Aidan mientras empezaba a explicarme e intenté mantener la mente abierta. Era difícil no sacar conclusiones precipitadas de inmediato, pero lo estaba intentando con todas mis fuerzas.

No parecía una coincidencia que hubieran aparecido de la nada. Parecía muy sospechoso, pero supongo que no sabía mucho sobre ellos.

Mi única fuente hasta el momento era un Ares muy inestable, por lo que poco fiable podría ser un eufemismo.

—¿Por qué importa si tienen otros hijos? —pregunté mientras daba otro sorbo a la bebida caliente.

Nunca me lo había planteado, pero podía ser que tuviera un hermano. Sin embargo, no tenía ni idea de cómo me sentía ante esa idea, así que, en lugar de centrarme en ella, intenté mantener mi atención en Aidan.

—Porque, si no, su manada se fusionaría con la nuestra.

Vio mi cara de confusión y continuó.

—Si no hay sucesores en una manada, esa manada acabará muriendo. Cada manada necesita un Alfa, y no puedes convertirte en uno. Es algo para lo que se nace. Yo nací con sangre Alfa en mis venas, y tú también.

—El Beta de una manada puede asumir las funciones de Alfa durante un breve periodo de tiempo, pero nunca será una verdadera manada sin su Alfa.

—El padre de Jack se hizo cargo de las tareas de mi padre cuando murió, hasta que yo tuve edad suficiente para tomar el control de la manada, pero estábamos al borde del colapso.

—No porque hiciera un mal trabajo, sino porque una manada no puede sobrevivir sin su líder.

—Así que, si tus padres no tienen otro hijo, un hijo Alfa que pueda liderar la manada cuando ellos mueran, la ley establece claramente que nuestras manadas tienen que fusionarse. Es una cuestión de supervivencia.

—Entonces, ¿es por eso que vendrían aquí? ¿Porque quieren fusionarse con nuestra manada?

Hice una mueca de descontento, arrugando ligeramente la nariz al pensar en ese resultado.

¿Cómo podíamos dejar que nuestras manadas se fusionaran? ¿No eran una manada psicótica, que bien podría tener un gran cartel de neón fuera de sus puertas que dijera «Solo se admiten sangre pura»?

¿Cómo íbamos a estar de acuerdo con que vinieran a nuestra manada?

—No, no lo creo. Honestamente, no recuerdo si la Manada Apex tiene un sucesor, pero conociéndolos, no renunciarían a un niño de sangre Alfa si no tuvieran un plan de respaldo. Incluso si pensaran que eres humana.

Aidan sacudió ligeramente la cabeza y su rostro se ensombreció un poco.

—Son lunáticos, pero no se arriesgarían a perder su poder. Solo estoy adivinando, pero creo que tienen otro cachorro.

—De acuerdo, entonces si asumimos que no hay necesidad de que nuestras manadas se fusionen, ¿cuáles son exactamente las reglas que tenemos que seguir aquí?

***

—Mira, sé lo que vas a decir, pero aguántate. Es una de las reglas y no puedo cambiarlo —Aidan se encogió de hombros y no miró en mi dirección.

—¡Me importan una mierda las reglas, Aidan! ¡No voy a hacer eso!

Me crucé de brazos en el asiento, sintiendo pequeñas chispas de frustración acumularse en mi interior.

Aidan se volvió para mirarme con una expresión severa en su hermoso rostro.

Le devolví la mirada. Mi propia cara mostraba mi desaprobación con toda claridad.

—Es tradición. Es ley. No es negociable —la voz de Aidan era firme, y no parecía que fuera a ceder en absoluto en el tema, pero era demasiado para mí.

—¿Me estás diciendo que tenemos que casarnos en, como, un mes? ¿Delante de todo el mundo? ¿Toda la manada, mis padres biológicos, su manada y todos los que quieran venir a echar un vistazo? —pregunté, todavía completamente sorprendida.

Quería a Aidan, verdadera y exasperantemente, pero no esperaba precisamente que nos casáramos en el plazo de un mes.

No debería ser para tanto. Ya me había marcado y ya estábamos atados de por vida por el vínculo de pareja, pero a veces creía que se olvidaba de que me había criado en el mundo humano.

Intentaba por todos los medios hacerme a la idea de todo lo que había ocurrido en los últimos meses.

Meses. Solo llevaba aquí unos meses. Mi cerebro humano no podía asimilar el hecho de que ya estuviéramos hablando de puto matrimonio y que solo faltara un mes.

—Bueno. En realidad no nos casamos como los humanos. Es algo así como la versión hombre lobo de una ceremonia de matrimonio.

—La ceremonia de la Luna tiene lugar después del apareamiento entre un Alfa y una Luna. Es nuestra forma de dar la bienvenida a un Luna a la manada, y es el último paso para convertirse en la Luna oficial de nuestra manada.

—Lo retrasé hasta ahora porque sabía que te asustarías.

Aidan enarcó una ceja y me miró de arriba abajo mientras yo fruncía la nariz.

—Tampoco planeaba que pasara todavía, pero ahora tenemos a tus malditos padres aquí y eso lo cambia todo.

Siguió hablando e ignoró mis pequeños resoplidos de frustración.

—El hecho de que seas hija de un Alfa pone todo en marcha mucho más rápido de lo que me hubiera gustado.

—Si tenemos que seguir el protocolo, la celebración de la Luna comenzará en la próxima luna llena, y durará hasta la luna nueva.

—¿La celebración de la Luna? ¿Qué demonios es eso y por qué dura dos semanas, Aidan?

Me estaba impacientando. Sabía que no podía contármelo todo más rápido de lo que ya estaba haciendo. Me daba la sensación de que ya se estaba saltando a la ligera algunas partes importantes, pero me sentía frustrada.

¿Por qué demonios no supe nada antes de hoy? ¿De verdad tenía tanto miedo de asustarme?

Quería echarle la culpa, pero, con mi historial, quizá no fuera un temor del todo infundado.

Aidan suspiró y pude ver cómo las ideas le daban vueltas en la cabeza. Hizo una pequeña pausa y pareció sumido en sus pensamientos por un momento antes de darse la vuelta y volver a mirarme.

—Comienza con la luna llena. Son básicamente dos semanas de celebraciones en honor a la llegada de una nueva Luna.

—Las dos manadas celebran el apareamiento de sus miembros de diferentes maneras y con distintos actos a lo largo de esas dos semanas.

—Hay algunos eventos informales que se celebran en las dos manadas por separado. Nos gusta hacer grandes barbacoas al aire libre y reuniones en nuestra manada, pero también hay eventos más formales para las dos manadas juntas.

—Está la reunión oficial de las manadas. Puede que no nos fusionemos, pero, cuando un Alfa se aparea con la hija de otro Alfa se suele crear un tratado de paz, una alianza para el futuro de las manadas.

Intenté escuchar y no entrometerme con mis comentarios sobre la desconfianza hacia mis supuestos padres, pero no traté de ocultar el descontento que se dibujaba en mi rostro mientras él continuaba.

—Así que, para que esta alianza funcione, las manadas se encargarán de celebrar fiestas las unas para las otras. Celebramos una fiesta en nuestras tierras y luego vamos a sus tierras para su fiesta.

—Es una vieja tradición, que se supone que ayuda con la animosidad entre los miembros de las manadas.

—Entonces, ¿tenemos que invitarlos a todos aquí? ¿A todos y cada uno de los lobos de su manada?

—Sí. Aunque se ve sobre todo como un gesto. Por lo general, solo aparecen unas pocas docenas de la otra manada.

Aidan se encogió de hombros y continuó.

—Además de las celebraciones más pequeñas a lo largo de las semanas, está el Baile de la Luna Nueva. Se celebra en las tierras de nuestra manada, y todo el mundo está invitado. Aliados de nuestra manada, miembros de la manada de tus padres.

—Todos los que quieran venir a dar la bienvenida a la nueva pareja pueden hacerlo. Aquí es donde se celebra la ceremonia oficial de la Luna, y cuando termine, el mundo exterior te verá oficialmente como la Luna del Valle Lunar.

Miré mi taza de chocolate casi vacía y respiré hondo. De acuerdo, no parecía el fin del mundo. Solo eran celebraciones y fiestas. No parecía para tanto.

Lo sabía e intentaba decírmelo a mí misma, pero había algo que no encajaba. No estaba completamente segura de qué era, pero tenía la sensación de que era mi desconfianza hacia mis padres.

Quería poner los ojos en blanco cada vez que pensaba en la palabra «padres», pero me contenía.

—Bien. Supongo que algo de eso suena factible, pero ¿por qué tenemos que tener algo que ver con ellos? —suspiré y volví a mirar a mi compañero.

La conversación giraba en círculos y pude ver mi propio enfado reflejado en su cara, pero, antes de que volviera a darme la misma respuesta, lo interrumpí.

—Sé que son las putas reglas, Aidan, no es lo que estoy preguntando. Quiero saber por qué demonios no podemos romper las reglas. ¿Por qué tenemos que respetarlas?

—Quiero decir, ¿quién demonios nos impediría echar a la loca Manada Apex? —me sentía cada vez más irritada.

Era un maldito Alfa, por el amor de Dios. No era tímido sobre lo poderosa que era nuestra manada, así que no tenía ningún sentido que de repente estuviera tan dispuesto a seguir las reglas.

—En serio, es demasiado tarde para esta puta conversación —lo escuché murmurar mientras se pellizcaba el puente de la nariz.

—Gatita, te dije que había muchas cosas que aún no sabías. Nuestro mundo no carece de reglas. Tenemos leyes y tenemos algunos que defienden estas reglas.

—Esto no es algo que podamos ignorar sin afrontar las consecuencias.

Miré a Aidan, todavía un poco molesta por mi propia falta de conocimientos, pero también un poco más curiosa.

No sé lo que me esperaba, pero, de alguna manera, nunca pensé realmente que tuvieran algún tipo de poder superior al Alfa de la manada.

Supongo que asumí que las manadas de hombres lobo vivían separadas del resto del mundo y se limitaban a vivir de acuerdo con lo que la manada quería. No tenía ni idea de que hubiera otros factores.

—¿Así que tienen cosas como una fuerza policial o jueces?

No sé muy bien a dónde habían ido a parar mi enfado y mi fastidio anteriores. Creo que fueron sustituidos por la curiosidad.

Supongo que desde que llegué habíamos estado preocupados por muchos otros factores, así que en realidad nunca había aprendido nada sobre nuestra manada, ni sobre cómo estaban conectadas las cosas y cómo funcionaban.

Aidan me miró y enarcó una ceja, estudiando mi rostro durante un segundo antes de sacudir ligeramente la cabeza.

—Demasiado para querer explicarte las cosas despacio. No creí que te gustara este tipo de conversación. Parecía que cualquier información sobre mi mundo sería demasiado para ti.

Se pasó la mano por el pelo, despeinándolo un poco más de lo habitual, y no pude evitar sonreír un poco.

Estiré una mano y se la pasé yo misma por el pelo, intentando controlar un poco el desorden mientras lo miraba a los ojos.

—Supongo que tenías razón en ese momento. Entiendo por qué pensaste que sería demasiado para mí. Yo estaba definitivamente en riesgo de fuga en ese entonces, pero ahora solo tengo curiosidad, supongo.

Aidan me miró mientras yo seguía pasando lentamente las manos por las suyas, esta vez más por la sensación reconfortante que por arreglarlo.

—Has mejorado algo, Gatita, pero no creo que hayas cambiado del todo.

Su voz era firme, pero no parecía una afrenta. En ese momento, sonó más como una observación que como un juicio.

—Sé que no he cambiado del todo, pero al menos dame algo de crédito.

Intenté dedicarle una pequeña sonrisa, tratando de levantar un poco el ánimo. Ya había tenido suficientes peleas y discusiones por un día. Ya había tenido suficiente de sorpresas, ataques y dramatismo por un día.

Aidan me devolvió una pequeña sonrisa, y pude ver el cansancio en él también. Los dos habíamos tenido suficiente por hoy, y no creo que ninguno de los dos hubiera podido aguantar más discusiones ni más información.

Todavía sentía curiosidad por muchas cosas, pero eso podía esperar hasta que hubiéramos dormido un poco.

Después de aceptar el hecho de que estaba muerta de cansancio, mi cuerpo pasó de estar lleno de energía a ser un puto bloque de piedra en diez segundos. Ni siquiera podía pensar en subir las escaleras hasta la cama. Estaba tan lejos.

Hice lo único que mi cuerpo parecía capaz de hacer: me bajé rápidamente de la silla de la cocina y me subí al regazo de Aidan. Le rodeé el cuello con los brazos y hundí la cabeza en su hueco.

—Está bien, no más charla por hoy. Son las cuatro de la mañana y necesitas dormir.

La mano de Aidan se posó en mi espalda y empezó a hacer un suave movimiento de vaivén.

—Mm-hmm —murmuré, con los ojos ya cerrados mientras me acurrucaba más cerca de él—. Me levantaré en un segundo.

No me lo creí ni por un momento, y al parecer Aidan tampoco. Sentí que me movía ligeramente en su regazo para que su brazo pudiera pasar por debajo de mi culo, y de pronto estábamos subiendo las escaleras.

No me moví ni un poquito. Estaba demasiado agotada como para preocuparme por el hecho de estar colgada de él como un pequeño koala y me dormí incluso antes de que entráramos en el dormitorio.

Oí vagamente a Aidan susurrar buenas noches antes de sentir que me invadía la oscuridad.

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