Alfa y Luna

Acabo de salir de mi última clase de la tarde. Odio esta época del año porque anochece pronto. Solo son las 18:30, pero ya es de noche.

Estoy caminando hacia mi Mazda3 azul cuando oigo lo que parecen pasos que se acercan a mí. Decido no darme la vuelta e intento correr más rápido hacia mi coche.

Normalmente no me pongo tan nerviosa cuando salgo de clase y está oscuro afuera, pero desde que mi ex me envía mensajes al móvil fuera de lugar, me pongo algo nerviosa.

Me subo rápidamente al coche y lo arranco. Llamo a mi hermana Julia. Julia contesta al primer tono.

―¿Qué pasa, Jade? ¿Qué tal la clase? ―Respiro con dificultad tratando de controlar mi ansiedad―. Jade, ¿ha pasado algo? Cálmate y habla.

Tras unos minutos recuperando el aliento, por fin me calmo.

―Lo siento, Julia. Es que sentí que alguien me seguía.

―Jade, ¿por qué no pones una orden de alejamiento contra Owen?

Owen es mi ex novio que se ha convertido en un acosador. Rompí con él hace meses. Solo salimos dos meses, pero él cree que deberíamos pasar el resto de nuestras vidas juntos.

Me di cuenta demasiado tarde de que era un psicópata maltratador, pero al final lo dejé. No se lo tomó bien y desde entonces no ha dejado de amenazarme.

―Tú y yo sabemos que eso no lo detendrá. Su familia tiene mucho dinero, y simplemente pagarían a los policías que intenten ayudarme.

Intento que mi hermana entienda las influencias que puede tener Owen. Espero que encuentre pronto a otra persona y siga adelante. Le digo a Julia que ya casi estoy en casa y que la veré en unos cinco minutos.

Cuelgo el teléfono y por fin veo mi apartamento. Aparco en mi sitio de siempre y salgo del coche para entrar en mi casa. Lo siguiente que veo es la oscuridad total.

Me despierto en una cama parecida a la mía, pero sé que no lo es. Abro los ojos y me incorporo rápidamente. ¿Por qué estoy en la cama de Owen?

Lo único que recuerdo es que había salido de mi coche, algo me tapó la boca y luego una oscuridad total. Miro hacia abajo y veo que llevo un camisón endeble sin ropa interior.

Espero que Owen no se haya aprovechado de mí mientras estaba inconsciente. Tengo miedo, y espero poder convencerlo de que me deje ir.

Veo mis zapatos en la puerta del armario y me doy cuenta de que ya no estoy tan mareada, así que intento ponerme en pie.

Una vez que consigo hacerlo, me calzo los zapatos y miro a mi alrededor para ver si veo mi teléfono o cualquier otra cosa.

En la habitación no están ninguna de mis cosas, excepto mis zapatos. Estoy tan ocupada pensando en todo lo que está pasando que no veo cuando Owen entra en la habitación.

Me ve mirando a mi alrededor, con los zapatos puestos y viene hacia mí. Me da una bofetada tan fuerte que caigo al suelo. Me arrastro hacia atrás alejándome de él con la mano en la cara.

―¿No te dije que estaríamos juntos, Jade? ¿Ves lo que pasa cuando eres una chica mala? Me haces hacer locuras como abofetearte ―dice con fuego en los ojos.

Me aturde pensar en lo loco que está al tratar de hacerme creer que esto es por mi culpa.

―Owen, ¿podemos hablar de esto como adultos? Seguro que mi hermana me está buscando ―intento decirle.

Dice algo que me asusta aún más.

―Tu hermana no está preocupada. Ya le hice saber con tu teléfono que estás a salvo.

Me pongo a pensar en qué le ha podido decir; ella sabe que está loco y que no quiero tener nada que ver con él.

―No te preocupes. Ella no sabe que estás conmigo. Solo cree que estás con una amiga.

Me siento aliviada, porque sé que mi hermana no se lo creerá. Sabe que ella es mi única amiga. Espero que me esté buscando.

Se acerca a mí, me levanta y me tira encima de la cama. Me asusta lo agresivo que es conmigo. Se sube encima de mí, le doy una patada en los huevos e intento huir.

Me agarra por el pelo y me tira con fuerza, haciendo que se rompa la lámpara que hay al lado. Me lanza encima de la cama y consigo agarrar un trozo de la lámpara rota.

Vuelve a subirse encima de mí e intenta besarme. Cojo el trozo roto y le hago un corte en la cara desde la parte superior de la cabeza hasta la barbilla. Es un corte profundo y sale sangre por todas partes.

Aprovecho esta distracción para saltar de la cama y salir corriendo por la puerta. Me pongo a correr hasta que no puedo más.

Me detengo para tomar un respiro y luego miro a mi alrededor para asegurarme de que no me ha seguido. Continúo corriendo hasta llegar a mi apartamento.

Cuando entro, veo a mi hermana llorando y corriendo hacia mí.

―¿Qué ha pasado? ¿Qué ha hecho? ―Me abraza con fuerza, llorando.

―Llamé a la policía, pero me dijeron que como habías mandado un mensaje diciendo que estabas con una amiga, no te buscarían hasta pasadas veinticuatro horas.

Por fin me suelta y deja de llorar. Ahora por fin me mira, y me doy cuenta de que está asustada por la sangre.

―No es mi sangre, Julia. Es la suya. Le hice un corte para poder escaparme. Debemos irnos de aquí para siempre. No se detendrá hasta estar conmigo o matarme.

Corro al baño para darme una ducha rápida. Mientras me lavo la cara, siento el dolor de la bofetada en los labios. Intento no pensar en ello. Hago la maleta y le digo a Julia que haga la suya.

Cogemos todo lo que podemos y salimos disparadas hacia mi coche. Cojo su teléfono y lo tiro por la ventanilla. No quiero que nos encuentre, nunca. Conduzco hasta que me canso y hasta que sé que estamos a horas de él.