Su peligro, su cielo - Portada del libro

Su peligro, su cielo

K. L. Harr

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Chapter
15
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18+

Sinopsis

La vida de Mave da un giro dramático cuando consigue un trabajo en un restaurante bajo la protección de una pandilla local. Mientras se adapta a su nuevo papel, se encuentra con Jason, una figura poderosa y enigmática dentro de la pandilla. A medida que Mave se adentra más en su mundo, debe equilibrar su creciente atracción por Jason con los peligros que los rodean. Con su mejor amiga Alice a su lado, Mave enfrenta una serie de desafíos que ponen a prueba su coraje y resistencia, mientras descubre secretos que podrían cambiarlo todo.

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34 Capítulos

Capítulo 1

Capítulo 1.

Capítulo 2

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 3.

Capítulo 4

Capítulo 4.
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Capítulo 1.

MAVE

—¡Mave, date prisa! ¡Nos vas a hacer llegar tarde a las dos! —exclama Alice entrando en mi habitación mientras me arreglo el pelo para verme bien.

Se sienta en mi cama y me observa aplicarme maquillaje en los ojos.

—¿Estás bien? —me pregunta.

Le sonrío a través del espejo.

—Sí. Solo estoy nerviosa por mi primer día, ya sabes. —La verdad es que estoy más que nerviosa; apenas pude pegar ojo anoche.

Asiente, sin parecer muy convencida.

—Sabes que nunca te pediría dinero, ¿verdad? No tienes que aceptar cualquier trabajo solo para pagarme.

—Lo sé —digo, un poco molesta—. Además, esto no se trata solo de pagarte el alquiler. También quiero sentirme independiente.

—Entiendo. Solo quería asegurarme. Ya sabes qué tipo de clientes tiene ese restaurante.

Bajo la mirada hacia mis manos.

—Sí, lo sé. Estaré bien, Ali. No te preocupes por mí.

—Sé que lo estarás, pero tengo derecho a preocuparme por mi mejor amiga, ¿no? —Luego suspira y sonríe—. Lo harás genial, Mave. Puedes con esto.

—Gracias, Ali.

—¡Bueno, es hora de irnos! —dice, señalando su reloj y saliendo de la habitación.

Me río y cojo mi bolso. Con una última mirada al espejo, la sigo hasta el coche.

Alice tiene razón en preocuparse. Nuestro pueblo está prácticamente en manos de los Lions, una famosa banda de narcotraficantes.

Aquí todos saben cómo van las cosas. Si un Lion te pide algo, simplemente se lo das y punto.

Alice ha sido el blanco de los Lions desde la escuela. Su familia tiene dinero y ella suele llevar joyas caras. Esto la hace atractiva para quienes quieren ganar dinero fácil. Le han robado muchas veces.

Yo, por otro lado, creo que tengo suerte.

No tengo siquiera joyas, pero Alice se niega a dejar de usarlas. Dice que si lo hace, pensarán que han ganado. No lo entiendo, pero así es ella.

Cuando Alice se detiene frente al restaurante, me habla antes de que me baje.

—Por cierto, llegaré tarde esta noche. Tengo una presentación. Quédate dentro si puedes, ¿vale?

—Lo haré. Gracias, Ali. —Me despido con la mano mientras salgo del coche. Ella espera hasta que llego a la puerta del restaurante antes de irse.

—¿Mave? —La alegre chica gótica detrás del mostrador me señala con una sonrisa cuando entro.

Tiene labial negro y piercings en las mejillas, la nariz y las cejas. Lleva pestañas negras muy gruesas sobre unas lentillas de color azul claro.

Pero su sonrisa es amable y cálida.

—Soy Trixi, con i —dice—. Seré tu encargada hoy.

—¡Genial! ¡Encantada de conocerte!

—¡Igualmente! Los delantales están atrás, y hay taquillas para que puedas dejar el bolso en la oficina de Jack.

Asiento y me dirijo a la parte trasera mientras ella atiende a un cliente. La oficina de Jack está abierta, pero él no está, así que guardo mi bolso en una taquilla libre y meto la llave en mi sujetador para mantenerla a buen recaudo.

En el pasillo hacia la oficina de Jack, hay algunos delantales cortos colgados. Cojo uno y una libreta de pedidos con un bolígrafo de la pequeña mesa junto a ellos, me ato el delantal a la cintura y guardo la libreta en su bolsillo antes de volver al mostrador.

Durante las siguientes horas, Trixi me enseña todo lo que necesito saber de detrás del mostrador, incluyendo cómo usar la máquina de café para preparar los diferentes tipos de cafés especiales.

Aprendo rápido, y pronto comenzamos a trabajar en equipo. Una cogiendo los pedidos, la otra sirviendo.

Antes de darme cuenta, estoy a mitad de mi turno cuando Jack, el dueño, aparece con una gran sonrisa. Es un hombre delgado, muy alto, con el pelo ondulado castaño oscuro recogido en un gran moño en la parte superior de su cabeza. Me saluda rápidamente antes de ir a su oficina.

Justo cuando su puerta se cierra, suena la campanilla de la puerta principal. Cuando levanto la vista de la caja registradora, cuatro hombres grandes e intimidantes están entrando.

Todos los demás bajan la mirada a sus mesas en silencio.

—Mantén la mirada baja —susurra Trixi a mi lado mientras prepara café cuidadosamente.

Juego nerviosamente con mi libreta de pedidos, esperando que no me hablen, pero no tengo tanta suerte.

—¿Está Jack? —dice una voz profunda frente a mí.

Trago saliva con dificultad.

—E-está en su oficina —tartamudeo en voz baja, manteniendo la mirada en mi libreta. Pasos pesados se dirigen hacia la oficina de Jack y cierran la puerta tras ellos.

Trixi suelta el aire, pero no dice nada más y sigue preparando las bebidas.

—Toma —dice, empujando una bandeja de cafés hacia mí—. Mesa cuatro.

Asiento en silencio y levanto la bandeja con manos temblorosas. El restaurante está tan silencioso que se podría oír caer un alfiler mientras camino con las bebidas y las coloco en la mesa cuatro.

—¿Puedo traerles algo más? —pregunto educadamente, y niegan con la cabeza. Antes de que pueda volver a la seguridad detrás del mostrador, la puerta de la oficina de Jack se abre de nuevo, el sonido haciendo eco en el silencio.

Todo el restaurante parece congelarse ante el sonido de los pasos fuertes y pesados. Me quedo donde estoy, manteniendo la cabeza baja y una postura relajada, sosteniendo mi bandeja contra mis piernas.

Los pasos se detienen repentinamente frente a mí, y todo lo que puedo ver son grandes botas de cuero con picos metálicos sobresaliendo a los lados. Contengo la respiración, esperando.

—Mm... eres una preciosidad, muñeca.

No tengo oportunidad de decir nada antes de que una mano grande y áspera me dé un azote en el culo y agarre con fuerza la parte posterior de mi muslo. Hago un ruido de sorpresa, y él se ríe profundamente antes de que sus botas desaparezcan de mi vista y se aleje.

Una vez que escucho cerrarse la puerta principal, empiezo a temblar, y la bandeja se tambalea en mis manos. La gente en el restaurante comienza a hablar normalmente de nuevo mientras camino tristemente de vuelta al mostrador.

Jack está allí, mirándome con preocupación. Le ofrezco una débil sonrisa y él se acerca directo hacia mí. Me lleva fuera de la sala cogiéndome del codo.

—¿Estás bien? —pregunta en voz baja una vez que estamos en su oficina.

—Estoy bien —respondo suavemente.

Se muerde el labio.

—¿Hielo? —pregunta y saca una compresa fría de una pequeña nevera.

—Pareces estar preparado para esto —digo soltando una pequeña risita que él me devuelve mientras levanto mi pierna sobre la silla y sostengo la compresa fría contra mi adolorido muslo.

—Te sorprenderías —dice, pensativo—. Hablaré con el Sr. King. No estuvo bien que tocara así a mi personal. No estará contento.

Mis ojos se agrandan, y me cojo a su muñeca.

—¡N-no! ¡Por favor, no lo hagas! En serio, no pasa nada... No quiero darles ninguna otra razón para que vuelvan a por mí.

Mira mi mano y la toca suavemente con su mano libre, suspirando.

—De acuerdo. Pero por favor, si pasa algo más, iré directamente a hablar con él.

—Está bien. Gracias. Solo quiero olvidarme de esto por esta vez. Gracias por entender. Toma. —Le devuelvo la compresa fría y me pongo de pie.

—¿Estás segura de que estás bien?

—Por supuesto. Debería volver y ayudar a Trix. Gracias de nuevo, Jack. —Intento sonreír más ampliamente y me giro, dirigiéndome a la puerta.

***

El resto de mi turno pasa volando, y al final de la noche, me despido de Jack y Trixi mientras cierran. Alice me espera afuera.

Tan pronto como abro la puerta del coche, sus ojos ven la marca que aún tengo en la parte inferior del muslo.

—¡Madre mía! ¿Qué te ha pasado?

—Lions —suspiro mientras me siento a su lado.

Ella niega con la cabeza mientras se aleja conduciendo hacia casa.

Miro el club que los Lions poseen a unas manzanas del restaurante; supuestamente dirigen su negocio desde allí. Ver todas esas motos alineadas ahí fuera todavía me pone los pelos de punta. Siempre lo ha hecho.

Justo cuando nos detenemos en un semáforo en rojo, un rugido bajo hace temblar el coche.

Hablando del rey de Roma.

—Mierda —susurra Alice, sentándose más erguida y agarrando el volante con mucha fuerza.

Hago lo mismo, manteniendo la cabeza baja, mirando mis dedos en mi regazo mientras las motos, ahora rugientes, bajan por la carretera hacia nosotras.

Mi pierna tiembla nerviosamente, con mis ojos mirando a ambos lados, esperando que el semáforo se ponga verde. No es que ayudara si los Lions quisieran perseguirnos.

Las motos se mueven a nuestro alrededor como lobos acechando. Sin querer, me encuentro mirando la moto de adelante. Inmediatamente sé que es la de Jason por el símbolo de mira telescópica roja en su tanque de gasolina.

Jason King es el hijo de Luke King, el líder de los Lions. Fuimos juntos a la escuela. No es que estuviera mucho por allí; siempre se saltaba las clases, y cuando estaba cerca, solo era para recoger a su novia de la semana.

Trago saliva con fuerza en el momento en que lo veo. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que lo vi y, de alguna manera, sigue siendo muy atractivo.

Ese tipo de atractivo que no quieres admitir. El que sabes que es peligroso, pero al mismo tiempo es imposible de resistir.

Una vez que los Lions pasan de largo, ignorando completamente el semáforo en rojo, como de costumbre, Alice y yo suspiramos aliviadas.

Alice rompe el silencio cuando el semáforo se pone verde.

—¿Estás realmente segura de lo de este trabajo, May?

—¡Sí! Honestamente, no es tan malo. Estoy segura de que lo de hoy fue solo algo inusual.

Ella asiente, un poco insegura, pero no insiste en el tema.

Sí, el azote me sorprendió, pero seamos honestas, no es exactamente la primera vez un hombre que me toca sin permiso. Puedo gestionarlo. Lo haré.

Pero ahora, mientras nos alejamos del restaurante y del bar de los Lions, todo parece volverse real, y siento que podría llorar un poco.

Una parte de mí no entiende por qué quiero llorar. Otra pequeña parte oculta entiende exactamente el motivo.

Tragando con fuerza el nudo en mi garganta, me obligo a mantenerlo todo dentro, porque el pasado no merece más de mis lágrimas.

Miro hacia adelante con un suspiro y me obligo a creer que esto fue solo algo de una vez. Lo único que necesito es una gran copa de vino y un largo baño de burbujas, y estaré bien.

Podría haber sido mucho peor.

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