Una amistad complicada - Portada del libro

Una amistad complicada

Ruth Robinson

Capítulo 6

Andrew

Mientras me dirijo a la cafetería, mi teléfono suena en mi bolsillo trasero. Probablemente sea Drew pidiéndome que le traiga el almuerzo porque va a llegar tarde porque alguna chica va a chupar la polla.

Para mi sorpresa, es el nombre de Jake el que aparece en mi pantalla.

—Oye, tío

Hola, Andy —hace una pausa, y entonces su voz baja una octava— Oye, amigo, ¿llevas una chaqueta ligera, como una chaqueta de verano? ¿Un poco de azul grisáceo? ¿Y vaqueros oscuros?

Dejo de caminar y me miro.

—Uh... sí. ¿Eres un maldito psíquico, amigo? Porque eso es una conjetura extraña

—¿Y llevas unas converse negras con cordones rojos? —se ríe, y entonces siento que una mano pesada se posa en mi hombro. Salto y me doy la vuelta para encontrar a Jake riéndose de mí, con el teléfono aún pegado a la oreja.

—¡Hombre! —lo empujo, luego sonrío y lo atraigo para darle un abrazo por la espalda— ¿Qué coño estás haciendo aquí?

—Soy el nuevo y apuesto estudiante transferido del que sin duda has oído hablar —sonríe.

—He oído hablar de algún rechazado del laboratorio de Frankenstein que se ha trasladado aquí, pero no se sabe nada de un guapo

Jake hace un berrinche por un segundo antes de que la sonrisa vuelva a aparecer en su rostro. —Que te den, Andy. De todas formas he quedado con George para comer. ¿Quieres venir?

—Espera, ¿George también viene aquí? Eh, debe estar en un grado inferior porque no conozco a ningún mayor llamado George

Jake me mira raro.

—Bueno, venga, vamos a conocerlo

—Sí... conozcamos... a él. —Jake se ríe.

Entramos en la abarrotada y ruidosa cafetería y Jake mira a su alrededor.

—Por allí —señala el fondo de la habitación. Todo lo que puedo ver es la cara de perra de Gina sola, mirando su teléfono.

Caminamos entre la multitud de estudiantes hambrientos. Parece que caminamos hacia ella. Miro las otras mesas cercanas a ella, pero puedo nombrar a todos los que están sentados en ellas: nadie ha llamado a George en ninguna de ellas.

—¡George! —Jake llama, levantando la mano en un saludo.

Gina levanta la vista y sonríe alegremente.

Debería sonreír más, su sonrisa genuina y no la sonrisa sarcástica que suele llevar.~

¡Jakey! —entonces se da cuenta de que estoy a su lado y se le cae la cara— ¿Qué coño está haciendo contigo?

—Este es mi amigo, Andy —Jake se sienta, tirando ligeramente de mí hasta que me dejo caer en el banco junto a él. Entorna la nariz hacia él.

Andy es el maldito AJ McGabe. ¡¿El imbécil que ha hecho de mi vida una miseria desde que me mudé aquí?!~ —~los ojos de Gina brillan ligeramente, y parpadea lo que creo que son lágrimas.

¿George no es un chico? ¿Tu mejor amiga es Gina Evans? —sacudo la cabeza, haciendo una mueca de dolor por todas las cosas jodidas que le he dicho a Jake sobre Gina en el campamento.

—Espera, espera, espera... —Jake mira entre nosotros— ¿Esta es la perra reina Gina, y este es el puto hombrecito AJ? —comienza a reírse.

Gina abre la boca, sin duda para envenenar a Jake contra mí un poco más. Por suerte nos salvan Drew y PJ haciendo notar su presencia en la mesa.

Les presento a Jake mientras Gina nos mira con desprecio.

—¿Por qué le has dicho a Jake que te llamas Andy? —Gina murmura.

—Porque me llamo Andy —levanto las cejas sorprendido de que no lo supiera.

Pero supongo que solo se transfirió en el primer año, y la mayoría de los demás hemos estado juntos desde la escuela secundaria, si no antes. —Andrew James McGabe. Lo acortamos a AJ para evitar confusiones

—Andrew Robinson —Drew se señala a sí mismo—. Y Andrew Paul Jones —hace un gesto a PJ, que asiente con la cabeza—. Tres Andrews en una clase se vuelve confuso muy rápido, así que modificamos nuestros nombres

Jake se ríe a carcajadas. —No puedo creer que pensaras que mi George era un chico todos estos años

Sacudo la cabeza y le sonrío. —Nunca me corregiste cuando usé pronombres masculinos

Se ríe más fuerte.

Gina resopla y se levanta, recogiendo su bolsa. —Jake, vamos, saldremos del campus a buscar comida

Se encoge de hombros y choca los puños conmigo y con los chicos. —Nos vemos luego, supongo

—Realmente no le gustas, y ahora vas a estar luchando con ella por la atención de su mejor amigo —PJ sacude la cabeza con fingida tristeza, siguiéndola con la mirada mientras ella enlaza su brazo con el de Jake y tira de él hacia la puerta.

—Por lo que has dicho sobre su relación, están muy unidos. Creo que tienes que prepararte para un desamor de amigo, amigo

—No, hombre. Gina no es como el George que me ha descrito. De ninguna manera va a querer salir con ella una vez que sepa lo perra que es. Haced un poco de espacio en el club Andrew para un pequeño Jake

***

Me sorprende que Jake me envíe un mensaje para que vaya a su casa, quiero decir a la de Gina, al día siguiente después de las clases. Tras comprobar que mi padre sigue en casa para cuidar de las niñas, me dirijo a la dirección que me envía.

Una versión más antigua de mi amigo abre la puerta, con el pelo castaño salpicado de plata y una barba poblada en la barbilla. Sus familiares ojos verdes se arrugan con una profunda sonrisa.

—¡Tú debes ser Andy!

—Hola, sí. Encantado de conocerle, señor Nelson —le doy la mano.

—¡Pff! Llámame James —se aleja y me hace un gesto para que entre—. He oído que también tienes dos amigos íntimos que se llaman Andy. ¿Te dijo Jakey que mi mejor amigo también es un James?

Sonrío y sacudo la cabeza.

—El padre de George. Pero le llamamos Jimmy, para que no sea tan confuso, como vosotros

—¡Papá! Deja de aburrir a mi amigo y deja que suba —Jake asoma la cabeza por las escaleras, con el pelo cayendo sobre su cara.

Su padre le hace un gesto y se ríe. Ahora sé de dónde viene la personalidad relajada de Jake.

Me acerco a donde Jake se agita impaciente junto a una puerta cerrada.

—Mi habitación está justo por ahí. Estoy esperando a que George salga del baño. Con suerte, antes de que me mee encima —golpea la puerta con la palma de la mano.

—Demasiada información, amigo —me río, abro la puerta y me pongo cómodo en su cama.

Pasamos una hora matándonos en Call of Duty ~antes de tener que ir al baño yo mismo. Al terminar, me detengo en el rellano.

Oigo a Gina abajo hablando con su padre y decido ir a husmear un poco. Empujo la puerta que está junto a la de Jake y entro en su habitación.

No es nada de lo que esperaba. Pensaba que sería todo rosa y esponjoso con un enorme vestidor rebosante de ropa.

En realidad, está pintado de color verde azulado, pero es difícil de ver detrás de todos los carteles y cuadros enmarcados. Así que me acerco para verlos más de cerca.

Fotos enmarcadas y firmadas de patinadores y pilotos de BMX famosos cubren una de las paredes, y la que está detrás de su cama está recubierta de fotos de su familia, muchísimas de ella y de Jake a lo largo de los años.

Se ve tan diferente. Feliz. Las otras dos paredes están salpicadas de carteles de músicos. Veo a Leonard Cohen, Tom Waits, Bob Dylan, ninguna de las estrellas de mierda del pop que le he oído exclamar con las animadoras.

Hay un pequeño armario y una gran cómoda, que tiene un cajón ligeramente abierto. Me asomo al interior y veo ropa interior de algodón blanco pulcramente doblada. Demonios. Mi favorita.~

¡Qué coño estás ~haciendo ~en mi habitación!

Me doy la vuelta y veo a Gina echando humo en la puerta.

Bueno, al menos creo que es Gina. Lleva su pelo, normalmente perfecto, recogido en un moño, y sus ojos mal coloreados están casi ocultos tras unas pesadas gafas Ray-Ban negras.

Su cara está ausente de la capa normal de maquillaje, y realmente puedo ver la piel de porcelana correctamente.

En lugar de su ropa habitual, ajustada y reveladora, hay unos pantalones de chándal holgados y una camiseta descolorida de Pixies. Se oye un golpe, y Jake se acerca arrastrando los pies detrás de ella, con cara de confusión.

—Yo... eh... me he desorientado al volver del baño —sonrío y la rozo—. Bonitas bragas, por cierto —siento el calor de su mirada mientras cierra la puerta tras de mí.

—Amigo, no la irrites. Soy el pobre tipo que tiene que lidiar con ella después de que te hayas ido a casa —Jake me empuja ligeramente con el hombro mientras entramos en su habitación.

—Lo siento. Mira, sé que es tu amiga, pero es una perra —me vuelvo a sentar en la cama y agarro el mando.

—Andy, no me hagas golpearte por hablar mal de mi mejor amigo —Jake pone las manos en las caderas, y una mirada de frustración pasa por su cara.

Nunca he visto a Jake con otro aspecto que no sea relajado, a no ser que estemos jugando al fútbol, entonces es simplemente malvado.

—Tranquilo, amigo. Lo siento, ¿vale? No más charla de Gina. Estrictamente tiempo de hermanos aquí

—¡Claro que sí! —la cara de Jake vuelve a tener una sonrisa, fácilmente aplacada, y coge el otro mando.

***

—¡Hijo de puta! —Jake tira su mando al suelo, frustrado, mientras yo gano y vuelvo a capturar la bandera.

Un resoplido en la puerta me hace girar. Gina está apoyada en el marco de la puerta, con los brazos cruzados.

—¿Crees que puedes hacerlo mejor, cariño? —sonrío, ofreciéndole el control desechado de Jake— Te daré una paliza aquí con la misma facilidad con la que te doy una paliza en todas nuestras clases

Jake aúlla y aplaude.

—Sí, claro, vale —~sonríe socarronamente y se acerca a sentarse a mi lado, cruzando las piernas, su rodilla tocando ligeramente mi muslo.

Con los comentarios de Jake, el juego está dominado por Gina.

Cuando termina, alejo el mando de mí con un gruñido.

—¿Me acaban de timar?

—¡Sí! —Jake atrae a Gina para darle un fuerte abrazo, haciéndola girar hasta que chilla para que la dejen en el suelo.

No puedo evitar sonreír mientras se ajusta las gafas torcidas en la nariz y sonríe ampliamente a su amigo. —George es la mejor en patear traseros

—Idiota —Gina y yo hablamos juntos. Jake se echa a reír mientras nos miramos. Sus mejillas están ligeramente sonrojadas y se le han caído mechones de pelo del moño, enmarcando su cara.

Ella es realmente guapa.

¿De dónde ha salido ese pensamiento? Esta es la perra reina, la maldita chica que hace imposible pasar el día sin un comentario sarcástico. Se cree mucho mejor que los demás.

—Lo que sea... perdedor —gira sobre sus talones y se va, la puerta de su habitación se cierra de golpe un momento después.

***

Me las arreglé para hacer lo impensable y convencer al entrenador Johnson de que dejara a Jake hacer una prueba tardía para el equipo.

Como se prometió, jugamos juntos como uno solo, él siempre en el lugar hacia el que envío el balón, siempre atrapándolo perfectamente y saliendo como un guepardo por el campo.

Puedo decir que el entrenador está impresionado por nuestra química, y puedo ver por la caída de los hombros de Tony que él sabe que el entrenador lo va a dejar por Jake.

Durante un descanso, me doy cuenta de que las animadoras nos miran. Miro a Jake y lo encuentro, en topless, bebiendo agua. Me río.

—Jake, hombre. Estás causando una inundación allí —sigue mi mirada hacia las chicas y casi escupe su bocado.

—Eso es desagradable —Él también se ríe—. Pero me temo que son una zona prohibida. George me advirtió de sus amigas

—Eso es una mierda. Si juegas al fútbol universitario, vas a ir a fiestas después de los partidos, y allí tienes que follarte a las animadoras del equipo universitario. Gina lo sabría si alguna vez nos agraciara con su presencia

Jake frunce el ceño y sacude la cabeza. —Déjala, hombre

Vuelvo a mirar al otro lado del campo y veo que Gina se va furiosa hacia los vestuarios, dejando a su trío de clones rubios detrás para que sigan follando con los ojos a Jake.

—Tú te lo pierdes, amigo. Las zombis rubias no son muy dadas a la conversación, pero pueden hacer un buen uso de su boca en otra parte, si me entiendes —Jake resopla, y su sonrisa fácil se extiende por su cara de nuevo.

—¿Zombies rubias?

***

—¿AJ? —me giro al llegar a mi coche y veo a Macy, jefa de animadoras y casi tan perra como Gina, tambaleándose hacia mí.

—¿Qué quieres, Macy? —pongo mi bolsa en el asiento del copiloto.

—Eres amigo del chico nuevo, Jake, ¿verdad? —ella deja caer su peso sobre una pierna, haciendo saltar su cadera, e inclina su cabeza hacia un lado, tratando de hacer que sus ojos se vean más amplios.

Dios, odio cuando intentan hacer cosas que creen que nos atraen.

—Sí —ya estoy más que aburrido con esta conversación.

—Buenooo... creo que es muy guapo, pero Gina no me dice su número ni dónde vive, y sé que lo conoce lo suficiente como para saberlo

Inclino ligeramente la cabeza. Oh, ¡mierda! Gina no les ha dicho a sus amigas la verdad sobre Jake, esperando que dejen de rodearlo como los tiburones que son. No puedo evitar una sonrisa.

Siempre me voy a meter contigo, cariño.

¿No te ha dicho que está viviendo con ella? —intento sonar sorprendido.

—¿En serio? —Macy frunce el ceño y empieza a alejarse antes de girarse y volver a dirigirse hacia mí— Oye... ¿sabes dónde vive Gina? —parece un poco avergonzada.

—¿No se supone que es como tu mejor amiga? —ahora sí que estoy sorprendido— ¿Nunca has tenido una pijamada sexy?

—Siempre hemos ido a las casas de otras personas. Ninguno de nosotros ha estado nunca en la suya —se encoge de hombros como si nunca se le hubiera ocurrido lo jodidamente raro que es eso.

—Bueno, sí. Quiero decir, por supuesto que sé dónde viven. Pero quizá Gina tenga sus razones para no decirle a la gente dónde vive —Macy me mira con los ojos entrecerrados.

—Solo dime la dirección, McGabe —se acerca y se inclina para que su boca esté más cerca de mi oído—. Y tal vez Robyn y yo volvamos a formar un equipo doble como el año pasado

Me imagino a las dos chicas retorciéndose en una cama frente a mí. Eso no era un equipo doble. Apenas me etiquetaron, aunque no me importó. Esa fue la noche del infame vómito a mitad de la mamada.

—Sí... quizás no, cariño —la empujo con firmeza hacia atrás y subo a mi Jeep. Cuando salgo del aparcamiento, veo que Macy sigue con un berrinche en su cara por mi rechazo.

Entonces, ¿por qué Gina ha sido tan reservada con su vida personal con sus amigos durante los últimos cuatro años? Tal vez la pequeña señorita perra no es tan perfecta como trata de hacer ver.

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