Compartiendo a Delilah - Portada del libro

Compartiendo a Delilah

Alex Fox

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Chapter
15
Age Rating
18+

Sinopsis

Delilah se ha pasado la vida buscando a su compañero, lo cual resulta irónico porque como bruja poderosa una de sus obligaciones es ayudar a los hombres y mujeres lobo a encontrar a los suyos, ¡y no es fácil! Tiene que acudir a una manada liderada por dos alfas, los hermanos Seth y Cole. Y no se les da bien compartir... sobre todo con mujeres. ¡Y cuando descubran que su compañera es la misma persona, todo estallará!

Calificación por edades: 18+

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118 Capítulos

Capítulo 1

Dee

Capítulo 2

En la guarida

Capítulo 3

Seth

Capítulo 4

Cole
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Dee

DELILAH

Casi lo tenía: el humo se elevaba, las brasas parpadeaban, había destellos de luz.

Y todo se apagó con un chisporroteo.

Gruñí, lanzando el cuenco al otro lado de la habitación, y luego suspiré con tristeza, sacudiendo la cabeza y moviéndome para limpiar el desorden.

No importaba las veces que lo intentara, el resultado era siempre el mismo: empezaba a funcionar y luego se desvanecía.

O bien mi verdadero amor, mi alma gemela, no existía en este mundo, o era una criatura eterna que se negaba a ser encontrada.

A veces ocurre, y a veces tu pareja tampoco es alguien a quien quieras encontrar.

Mi prima Tatiana encontró a su verdadero amor —un vampiro chupasangre que no quería saber nada de ella— después de un millón de intentos fallidos.

O eso supuse por la poca información que Iona, la Gran Bruja de los aquelarres del Este, nos había transmitido a los aquelarres del Oeste.

Por lo que nos contaron, Tatiana no se dio cuenta de que era el elegido hasta la ceremonia de la boda.

Sin embargo, no estaba segura de creerme todo lo que decían. Lo que sí me preocupaba bastante era no haber recibido ninguna noticia de ella en casi un mes.

En el último correo electrónico que me mandó parecía llena de... optimismo. A diferencia de en los anteriores, en los que se limitaba a hablar de sus plantas.

Al final nadie tiene elección en cuanto a con quién está destinado a estar.

En el momento en el que Tatiana puso los ojos en él, la fuerza cósmica que los unía fue demasiado grande para ignorarla.

El problema, sin embargo, era que para encontrar a su alma gemela, debía renunciar a sus poderes como bruja.

Aunque a cambio, se aseguraba pasar la eternidad con alguien.

Algo era algo.

Para las brujas, saber con quién estás destinada a estar es un misterio hasta el momento en que tus ojos se posan en el otro.

Incluso así, no siempre está claro. Nosotras, como especie, vivimos bastante tiempo, pero no al nivel de un vampiro.

La inmortalidad era algo que ninguna bruja había conseguido obtener manteniendo sus poderes, a excepción de mi prima.

Me preguntaba si conocer a su predestinado valía el precio que había pagado.

No disfrutaba especialmente de la idea de amar a un vampiro.

Pero un lobo habría sido incluso peor. Las pulgas, el pelo…

Disfrutaba del exterior, sin duda, pero ¿escuchar el crujido de sus huesos al transformarse?

Aunque, por otro lado, al emparejarte con un lobo no perdías tus poderes como bruja por lo que había oído. A diferencia de con los vampiros. Aunque tampoco es que conozca a ninguna bruja que se haya casado con un lobo.

No, lo más probable es que mi predestinado sea un Fae, o esté atrapado en el limbo o en una línea temporal diferente. Puede que ni siquiera haya nacido todavía. ¿Quién sabe?

¿A quién le importa? susurró mi mente.

Me importaba... No quería admitirlo, pero ver tanta felicidad en los padres de Tatiana me generaba curiosidad por saber quién era ese alguien destinado a mí.

Alguien a quien tal vez nunca llegaría a conocer.

Suspiré mirando la alfombra manchada de ceniza. Esperaba que no me hicieran pagar los daños.

Podía chasquear los dedos y arreglarlo, pero sería un desperdicio de magia. En los próximos días, tenía la misión de encontrar a las Lunas de los Alfa de la manada Luna Nueva, y debía reservar mis fuerzas para entonces.

Eran dos hechizos. Y me habían pedido que los hiciera al mismo tiempo para que fuera justo.

Tenía que ahorrar toda mi energía más las reservas que me dio el aquelarre para lograrlo. Sólo hacer el hechizo que hice antes ya había sido demasiado imprudente por mi parte.

—Que la diosa me guíe —murmuré, mirando a la luna. Mañana era el día.

Su Beta debía recogerme por la mañana. Luego tendría dos días para familiarizarme con los Alfas y encontrar un espacio sagrado en sus tierras para realizar el hechizo.

Entonces sería libre para volver a casa, a Nuevo México.

Pensar en ello me ponía triste, apática. Me hacía sentir sola.

Quizá podría hacer un viaje después de ese trabajo.

Tal vez podría encontrar un propósito fuera de este deber que me atormentaba, ser una esclava de mi aquelarre y de todas sus necesidades.

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