Diferente - Portada del libro

Diferente

Katie Hines

Capítulo 3

Evelyn

Después de mi carrera de esa noche, me he sentido tranquila y calmada.

Es cierto que me encerré en mi habitación durante el resto de la noche.

Incluso he evitado eficazmente tanto a Alfa Ben como a Alfa Alex durante toda una semana después de ese pequeño incidente.

Lo único que no es bueno de todo esto es que está circulando el rumor de que Tessa es ahora la novia de Alfa Alex. No debería importarme; bueno, no me importa, pero mi hermanastra ni siquiera ha intentado encontrar a su compañero predestinado.

Probablemente él la estará buscando por todas partes, mientras que ella está aquí, abriéndose de piernas para el mundo.

De acuerdo, tal vez no el mundo entero; pero a estas alturas se ha acostado con la mitad de la manada, incluidos los dos hijos betas, Parker y Wayne.

Me muero por encontrar a mi pareja. Espero que esté en otra manada para poder salir de esta y alejarme de mi hermanastra.

Tessa me culpa de la muerte de nuestros padres, lo cual es realmente estúpido, teniendo en cuenta que su madre mató a la mía. Pero da igual. No tengo ganas de discutir con ella.

Estamos a lunes y son alrededor de las cuatro de la mañana. Me gusta levantarme temprano para preparar los sándwiches de los lobos de la patrulla para toda su jornada. suelo preparar algo para Alfa Ben y, ahora, para Alfa Alex.

Me encuentro a mitad de tarea cuando oigo que alguien se acerca. Al levantar la vista, veo entrar a Julian con aspecto cansado.

—¿Qué pasa, linda florecilla? —le digo con voz tranquilizadora. Desde que éramos pequeños, Julian siempre ha tenido pesadillas y me pedía que le cantara para calmarse.

—Otra pesadilla —reconoce, mirándome a los ojos con una media sonrisa de complicidad.

Tarareo antes de dedicarle una dulce sonrisa y empezar a cantar suavemente.

Los hombres sabios dicen que sólo los tontos se precipitan.

Se sienta en el taburete junto a la barra, apoyando la cabeza en su puño, y me observa mientras termino los bocadillos y sigo cantando.

Pero no puedo evitar, enamorarme de ti. ¿Debo quedarme? ¿Sería un pecado, si no puedo evitar enamorarme de ti?

Después de terminar los almuerzos, me acerco a Julian, le cojo de la mano y le arrastro hasta el piano de la habitación de al lado. Me siento con él a mi lado y empiezo a tocar suavemente.

Como un río fluye, con seguridad hacia el mar,

Querido, así es, algunas cosas están destinadas a ser.

Toma mi mano, toma toda mi vida también.

Porque no puedo evitar enamorarme de ti.

Como un río fluye, con seguridad hacia el mar,

Querido, así es, algunas cosas están destinadas a ser.

Toma mi mano, toma toda mi vida también.

Porque no puedo evitar enamorarme de ti.

Porque no puedo evitar enamorarme de ti.

Al terminar, sonrío a Julian, que exhibe una sonrisa suave. Parece más relajado. A los dos nos encanta esa canción desde que Raf y Sam me contaron que mis padres se la dedicaron mutuamente.

—Eve, eso ha sido muy bonito —asegura Julian, que me pasa el brazo por el hombro.

Aunque Julian me ha oído cantar mil veces, siempre me felicita. Descanso mi cabeza en su hombro; estoy a punto de darle las gracias cuando alguien más habla desde la puerta.

—Estoy de acuerdo, ha sido increíble —afirma. Miro y veo a Alfa Alex de pie.

Me sonrojo ligeramente, sabiendo que nadie más que Julian me ha oído cantar. No soy tímida, pero siempre canto para él y para mí.

—Gracias a los dos. Debería volver y empezar con el desayuno.

Me pongo en pie y vuelvo a la cocina. Coloco todos los almuerzos en una encimera, identificándolos con pequeñas etiquetas. ¡Lobos tiquismiquis!

Julian y Alex me acompañan.

—¿Tú te encargas de los almuerzos y el desayuno? pregunta el alfa.

—Así es —asiento. Parece interesado en lo que hago—. Perolas otras mujeres ayudan con el desayuno.

Por suerte, antes de que Alex pueda preguntar nada más, Julian interviene.

—¿Vas a entrenar con nosotros hoy?.

Vuelvo a asentir Alfa. Alex le mira con curiosidad.

—¿Por qué iba a entrenar una cocinera contigo? —pregunta.

Julian escupe la bebida que está sorbiendo mientras yo me vuelvo para lanzar una mirada de desaprobación al alfa.

—Que cocine para ayudar a las demás mujeres no significa que me limite a hacer eso. Me entreno, hago ejercicio, incluso patrullo la frontera de vez en cuando. Así que antes de suponer que sólo soy una cocinera, ¿por qué no te informas un poco sobre tu manada, alfa?

Dicho eso, salgo furiosa de la cocina y me dirijo a mi habitación.

¿Cómo se atreve a suponerlo?

No me importaría, pero luce una mirada escéptica como si yo no pudiera entrenar.

Mostraré a ese alfa engreído de lo que soy capaz.

Me pongo rápidamente unos pantalones cortos, un sujetador deportivo y una camiseta y me calzo las zapatillas. Seguro que el entrenamiento está a punto de empezar.

Me siento un poco mal por no ayudar a las mujeres en la cocina, pero estoy casi segura de que lo entenderán.

Bajo de nuevo, afortunadamente sin ver al imbécil de alfa, y entro a disculparme por no haber ayudado.

Por supuesto, Mertle, siendo la mujer que es, me hace callar y me dice que no tengo que ayudar nunca, pero que les encanta que quiera hacerlo.

Así que lleno un plato de beicon, huevos y gofres y me lo como rápidamente, ansiosa por llegar al campo de entrenamiento y patear algunos culos.

Al salir, veo a Alfa Ben y le hago un ligero gesto con la mano antes de apartar la mirada. No hemos hablado desde aquella cena y, sinceramente, no tengo ganas de hacerlo.

Corro hacia el tío Raf y Julian, saludándolos.

—Hola, chicos. ¿Preparados para que os pasen por encima?

Raf echa la cabeza hacia atrás y se ríe con ganas.

—Julian, eso ha parecido un reto. Pero, afortunadamente para ti, Alfa Ben y Alfa Alex se van a unir a nosotros y quieren hacer una especie de torneo de parejas.

Frunciendo las cejas en señal de sorpresa, asiento Alfa.

—Suena divertido. Julian, ¿quieres ser mi sparring? —propongo. Me mira con cara de sorpresa antes de ponerse en posición.

Estamos calentando juntos cuando Alfa Ben llama la atención de todos.

Cruzo los dedos para que me toque un buen compañero. No quiero que me emparejen con la chica más débil de aquí, pero una parte de mí sabe que lo harán.

Al mirar alrededor, me fijo en Tabitha, una jovencita muy pequeña y frágil que lleva unos años entrenando pero que nunca se lo toma en serio. Creo que sus padres la obligan a entrenar.

Claro que sabe algunos movimientos, pero nada que la distinga de los demás.

En ese momento, sé con certeza que estos imbéciles me harán empezar con ella, pero confío en abrirme camino para enfrentarme con alguno de nuestros mejores luchadores.

No es por cantar mis propias alabanzas, pero lo he estado haciendo muy bien, entrenando muy duro, e incluso el tío Raf está sorprendido de mi habilidad.

Así que cuando dicen mi nombre y el de Tabitha para luchar, no puedo evitar poner los ojos en blanco.

Acabemos con esto.

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