
Corrí por el bosque, tratando de despejar mi mente de todo lo que había pasado aquella noche.
Y tratando de acallar a Cronnos, que seguía parloteando sobre cómo yo había arruinado su oportunidad para conseguir un amor.
Había decidido patrullar aquella noche para olvidarme de ella, pero no podía dejar de pensar en sus hermosos ojos grises, que me miraban con la tristeza inscrita en ellos.
Entonces, un dulce aroma se coló en mis fosas nasales.
Reconocería aquel olor en cualquier lugar. Era ella...
Aurora estaba allí fuera. Pero ¿qué estaba haciendo allí a aquellas horas de la noche? No era seguro andar por el campo sin protección.
La ira se desató en mi interior.
¿Qué coño estaba haciendo allí en el bosque, cerca de la frontera, sola?
Corrí hacia el lugar donde su olor me atraía, poniéndome más ansioso a medida que el rastro se hacía más intenso cerca de la frontera de nuestra manada.
Llegué a un claro. Justo al lado del lago estaba sentada una hermosa loba de pelaje tan blanco como la nieve, y ojos que brillaban como amatistas.
¿Quién era? Era hermosa, yo nunca había visto una metamorfosis tan espectacular.
Normalmente, la verdadera forma de un lobo se asemeja a sus rasgos humanos. El pelaje sería similar al color del cabellos del humano, los ojos del mismo tono que los ojos del humano...
Pero aquel ejemplar era completamente diferente.
Pelaje blanco y ojos morados...
¿Qué significaba?
Había leído algo al respecto en el pasado, pero no podía recordar qué era.
Estaba demasiado impresionado por lo hermosa que era aquella bestia.
Era la voz de Aurora, sonando en mi cabeza. ¿Era aquella loba Aurora?
¿Planeaba marcharse?
Era Aurora. ¿Por qué había adoptado su loba aquella forma?
Pero no podía pensar en aquello.
De hecho, ella estaba contemplando la posibilidad de abandonar el pueblo.
Sería lo mejor para los dos, especialmente para mí, pero...
¿Por qué me enfadó que quisiera irse?
Inconscientemente di un paso hacia ella, pisando una ramita y haciéndola crujir, alertándola de mi presencia.
Se puso en pie, en guardia y preparada para que un eventual atacante se mostrara.
No tenía otra opción. Me adelanté desde donde estaba escondido y le gruñí, mostrando mi superioridad sobre ella.
Tenía muchas ganas de marcarla de inmediato.
Me puse en pie con cautela mientras veía al lobo acercarse a mí. Gruñó, y eso fue suficiente para que me agachara con miedo. Su aura emanaba autoridad.
Fue entonces cuando el viento me trajo su olor y reconocí quién era aquel lobo.
Alfa Wolfgang...
Incliné mi cabeza hacia abajo, hasta que mi hocico tocó el suelo.
Aquello debía de ser un enlace mental. Había oído a mi padre y a los otros hablar de ello.
Levanté la cabeza para mirarle.
Me quedé boquiabierta ante la repentina revelación. Por supuesto, podían leer la mente del otro, pero sólo si estaban a corta distancia.
¿Cuánto tiempo llevaba allí escuchando, entonces? Tendría que tener más cuidado.
Al fin y al cabo, no tenía madre y no me quedaba ningún familiar vivo allí. Mis padres habían muerto y era hija única.
Montana me había criado y cuidado, pero yo no era más que la hija de su difunto marido. No había tenido más remedio que ocuparse de mí hasta que pudiera valerme por mí misma.
Pero finalmente era legalmente una adulta. Podía irme y ser independiente.
Me quedé aturdida.
Intenté mantenerme firme, para no dejarme intimidar por su aura.
Nos quedamos en silencio, uno frente al otro.
Tenía razón. Nunca había dicho aquellas palabras.
Sabía lo que venía a continuación. Esta vez no dudaría.
Incliné la cabeza y esperé con los ojos cerrados con fuerza, tratando de evitar que las lágrimas cayeran.
Levanté la cabeza y le miré desconcertada.
Con esto, se dio la vuelta una vez más para marcharse.
¿Qué planes tenía para mí?