La saga de la profecía - Portada del libro

La saga de la profecía

H. Knight

Capítulo 3: Desafiado

ESTELLA

Olivia me enseñó todas las casas de la manada y me presentó a muchos de sus miembros. Incluso me llevó a un centro comercial cercano con una mezcla de humanos y hombres lobo.

Hasta ahora, todos los que había conocido parecían agradables. Me sentía tranquila en su territorio. Una parte de mí se sentía abrumada, pero también estaba muy entretenida.

―Esta es la casa de entrenamiento de los guerreros. Es donde guardamos todo el equipo, y aquí hacen los planes y entrenan ―explicó.

―¿Por qué la traes aquí? ―le preguntó a Olivia el guerrero que me había interrogado antes. Me costó mucho no poner los ojos en blanco.

En cualquier otra situación, podría sentirme atraída por él o incluso excitada por su naturaleza dominante, pero ahora estaba enfadada por su falta de respeto. Era sobre todo Bell quien le detestaba.

―Le estoy enseñando el territorio de la manada ―dijo Olivia, poniendo las manos en las caderas. Era la compañera del Beta y tenía más autoridad que él.

«¿Qué coño le pasa? Ni siquiera debería interrogarla».

―Soy Kenton ―dijo, mirándome de pies a cabeza.

Me estaba analizando. Me sentí expuesta con mis leggings negros cortos y mi cuello de pico negro. Bell gruñó, pero me contuve, no quería empezar nada.

―Hola ―dije, alzando una ceja mientras una sonrisa se dibujaba en su cara. Luego se marchó, dejándonos solas a Olivia y a mí.

―Creo que te estaba mirando ―Olivia se rio mientras nos alejábamos de la casa de entrenamiento.

―¿Y su compañera? ―pregunté. Malditos hombres.

―No tiene. Ella lo rechazó ―Olivia frunció el ceño.

―Oh ―dije. O bien era porque era un imbécil, o explica por qué era un imbécil.

―Estaríais muy guapos juntos. Es obvio que los dos sois fuertes guerreros ―dijo Olivia, dándome un codazo en el costado.

No sabía si sentirme halagada o disgustada. Bell estaba disgustada.

―¿De qué estáis hablando? ―preguntó Beta Levi, acercándose a nosotros.

Tenía una sonrisa radiante en la cara, y yo sabía que era por Olivia. Eran absolutamente adorables juntos.

―Estábamos comentando lo buena guerrera que es Estella ―Olivia se encogió de hombros y besó la mejilla de Beta Levi.

Bell sonrió al verlo, pero estaba claramente un poco celosa.

―¿Oh? ¿Cuál era tu rango en tu última manada? ―preguntó mientras acercaba a su compañera a él.

―Tercer rango. Pero la mejor de mi clase. Yo era prácticamente más fuerte que mi padre, pero me quedé en el tercero para que él pudiera ser el primero ―Me encogí de hombros.

Los hombres y sus luchas de poder.

―¿Quién era el segundo? ―preguntó Olivia. Sentía curiosidad.

Había algo en ella que me conmovía. Bell incluso le tenía cariño. No estaba segura de lo que era, pero sentí una atracción hacia ella.

―Beta Ryan ―Sentí rabia hacia él y no me di cuenta hasta que dije su nombre.

Bell siseó. Se sentía incómoda cuando él estaba cerca, especialmente en los últimos momentos. Al principio, le gustaba, pero después de la muerte de mamá, cambió. Creo que fue porque él no era nuestro compañero.

―Hmm ―dijo Beta Levi.

―¿Qué? ―pregunté con curiosidad.

―Bueno, si Alfa te deja ser parte de la manada, tal vez puedas unirte a nuestros guerreros.

―Sí, tal vez.

Cada vez que alguien mencionaba al Alfa, algo dentro de mí se agitaba. No estaba segura de si eran los nervios o algo más.

―Mientras tanto, puedes entrenar con las mujeres miembros si quieres ―sugirió Beta Levi.

―De acuerdo ―Asentí con una pequeña sonrisa.

―Olivia puede llevarte hoy al entrenamiento para que eches un vistazo ―dijo Beta Levi, despidiéndose de Olivia con un beso.

―¡Sí! ¡Vamos! ―dijo, tirando de mí detrás de ella.

―No es un entrenamiento para guerreros, pero es divertido. Es como un entrenamiento básico para las mujeres de la manada ―me explicó mientras la seguía fuera.

―¿Por qué tienes que entrenar con ellas si eres la pareja de un Beta? ―pregunté con curiosidad. Normalmente, alguien de su rango no tendría que entrenar con un grupo de bajo nivel.

―Bueno, yo solo ayudo. Normalmente entreno con Levi y algunos de los otros guerreros. Pero no quiero que estés sola, y no me importa unirme hoy.

Me sonrió mientras nos acercábamos a un grupo de mujeres que estaban reunidas hablando.

―Hola ―les dijo Olivia, y todas se giraron para saludarla a ella y luego a mí.

Parecían simpáticas, pero seguían algo escépticas porque no me conocían. Era comprensible.

―Muy bien. ―Una voz surgió detrás de mí―. En fila ―dijo Kenton.

Genial, era él quien dirigía el entrenamiento. Por alguna razón, Bell no parecía disfrutar de su presencia, sobre todo después de que nos estuviera examinando, pero no dijo nada.

Bell no me había hablado mucho desde que entramos en el territorio. Lo cual no era completamente inusual, pero aún así era menos que antes. Era como si estuviera esperando algo.

―Bueno, bueno, bueno… ―dijo mirándome. Resoplé en respuesta y crucé los brazos, lo que hizo que se me levantaran las tetas y se juntaran.

No pretendía hacerlo y sentí asco cuando vi que me miraba el pecho, pero me di cuenta rápidamente y cambié la postura. Hoy no era el día, cara de mierda.

―Vale, poneos todas por parejas y practicad lo que hicimos ayer, y si veo que todas lo domináis, entonces empezaremos algo nuevo ―dijo Kenton, mirando a las demás chicas.

―Estella, lo harás conmigo ―Kenton me sonrió con satisfacción.

Miré a Olivia, y ella se unió a otra chica mostrándome una sonrisa de disculpa. De puta madre.

―Así que eres la hija de un Alfa ―Hizo una mueca y volvió a mirar mi cuerpo.

―Sí ―Asentí.

―Supongo que eso significa que eras una guerrera fuerte en tu manada ―Alzó las cejas.

―Estaba en la tercera división ―dije, cruzándome de brazos.

―¿Por qué no en la primera? ―Ladeó la cabeza con una sonrisa burlona.

La forma en que me miraba era completamente sexual y a Bell no le gustó nada. Volvió a gruñir pero siguió sin decir nada. Perra.

―Mi padre tiene mucho orgullo, y él era Alfa, así que yo acabé detrás del Beta ―Me encogí de hombros.

―¿Eras más fuerte que el Beta? ―preguntó.

Cada vez me molestaba más su constante necesidad de hacerme preguntas. Él ni siquiera tenía título y, a estas alturas, dudaba mucho que siquiera consiguiera uno.

―Ambos teníamos el mismo nivel de fuerza. Será un buen Alfa cuando mi padre se retire ―expliqué, aunque esa información no era útil ni importante para la situación actual.

―¿Un flechazo con el Beta? ―Levantó las cejas, lanzando una mirada de desaprobación. Era demasiado evidente: quería echar un polvo. Hombres.

―No. Más bien al revés. Yo lo usaba para el sexo... Él era una distracción. Un medio para un fin, si lo prefieres así.

―Vale ―dijo como diciendo: «sí, claro».

Intenté cambiar de tema porque sabía que no necesitaba darle explicaciones, ni a él ni a nadie.

―¿Podemos entrenar? ―pregunté con un resoplido.

―Descarada ―Sonrió.

Puse los ojos en blanco cuando se colocó en posición y seguí sus movimientos; esperaba que no me lo pusiera fácil. Llegados a este punto, sabía que tenía que demostrar mi valía.

―Enséñame lo que sabes ―desafió.

Antes de que pudiera decir otra palabra o reaccionar, levanté la pierna de una patada para conseguir la altura que necesitaba y lancé mi cuerpo para retorcerme en el aire.

Aterricé y mi pie tocó al instante su rodilla, haciéndole caer al suelo. Me alcé sobre él y sonreí.

Le había pillado en pleno intento de darme una patada, tal y como yo había querido.

―Joder ―espetó; respiraba con dificultad.

―No deberías haberme desafiado ―Puse los ojos en blanco y crucé los brazos sobre el pecho. El escote en pico que llevaba mostraba algo de escote. Me gustaba sacar partido de mi cuerpo.

Me giré para ver que todo el mundo se había parado a mirar lo que había pasado. Beta Levi llegó con algunos de los guerreros y se acercó a Kenton para ayudarle a levantarse.

―Quiero saberlo ―preguntó Beta Levi, mirándome a mí y luego a Kenton.

―Me retó ―Me encogí de hombros.

―Pues bien ―Beta Levi se rio―. Buen trabajo ―dijo, sonriendo.

El grupo de unos cinco hombres que había detrás de él se echó a reír. Era obvio quién estaba apareado y quién no. Los no apareados no dejaban de mirarme el pecho. Casi sonreí mientras Bell se reía malvadamente en mi cabeza.

―Podéis retiraros todos ―anunció Beta Levi antes de mirar a Kenton y reírse de su expresión de dolor.

―Sacúdete ―dijo, y los guerreros le soltaron.

―Sí que sabes crear problemas ―dijo Beta Levi, volviéndose hacia mí.

―Oye, me retó ―dije a la defensiva.

―Te creo. Kenton es un imbécil.

―Que te follen ―Gimió Kenton con dolor.

―No gracias, no me abro de piernas por caridad ―Le sonreí con satisfacción.

Todos empezaron a reírse de nuevo, incluso Beta Levi. La cara de Kenton no tenía precio.

Beta Levi y Olivia me acompañaron de vuelta a la casa de la manada, y me di cuenta de que todo el mundo me miraba y cuchicheaba sobre mí.

Suspiré e intenté no prestar atención. ¿De verdad habían llegado tan rápido las noticias?

―La cena debería estar lista pronto ―dijo Olivia una vez que entramos en la casa de la manada.

―Creo que voy a asearme ―dije y me alejé.

Todo el día había sido interesante, y seguro que mañana sería igual.

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