
—Hoy ha sido... divertido —respiró Cyrus suavemente en mi oído, antes de bajar a posar sus labios sobre los míos. Le devolví el beso, imitando sus acciones. El almuerzo no podría haber ido mejor.
Me ha servido para aprender mucho más sobre Cyrus; de qué trabaja, sus intereses y desintereses.
Todo en él es casi perfecto. Es cortés, dulce, amable e inteligente, pero hay algo en él que no encaja conmigo, que no parece “estar hecho” para ser mi pareja.
—Deberíamos repetirlo —le ofrezco, apartándome para sonreírle. Me devuelve la sonrisa y sus labios vuelven a encontrar los míos. Enredo mis dedos en su espeso pelo negro.
Su tierna forma de amar es un rasgo más de su atractivo, que hace más fácil seguirle la corriente, y más difícil resistirse.
Después de nuestra aparentemente exitosa cita, regresamos de la mano a través de la bruma del atardecer. Es bastante dulce por parte de Cyrus acompañarme hasta mi puerta.
De repente, la puerta se abre de golpe, lo que hace que Cyrus se aparte de mí asustado, se alise la camisa y junte las manos. Miro hacia la puerta, esperando inmediatamente ver a papá.
Está feliz por lo de Cyrus y yo, obviamente. Pero no desaprovecharía jamás ninguna oportunidad de colarse en nuestra relación y asegurarse de que todo va sobre la marcha.
Probablemente nos vio llegar y se preparó para saltar en el momento adecuado.
Pero en lugar de papá, quien estaba ahí era Landon. Con el pelo bien peinado hacia atrás, vestido para impresionar, e incluso olía tan irresistible como se veía; a especias y rosas. Me quedé brevemente sorprendida.
La última vez que lo vi en mi casa, mi padre lo persiguió hasta la puerta con una cuchara de madera. Ahora no había ningún hombre incriminatorio a su lado, golpeándole en la cabeza.
Landon miraba a Cyrus con alguna emoción desconocida arremolinándose en sus ojos castaños claros. Cerró sus puños, volviéndose más intimidante con cada respiración que daba.
—¿Landon? —digo, antes de poder detenerme. Por mucho que haya intentado convencer a mi padre en el pasado, se que no ha cambiado de opinión sobre Landon.
—¿Qué haces aquí? —pregunto, mirándole fijamente. Este, aparta los ojos de Cyrus, que se mueve nervioso. Le cojo la mano antes de que pueda pensar, rodeando su palma con mis dedos.
De repente, mi padre aparece detrás de Landon, con una enorme sonrisa en la cara. Pasa junto a él y envuelve a Cyrus en una especie de abrazo varonil, dándole una palmada amistosa en la espalda. Pongo los ojos en blanco.
Es como si mi padre saliera con él, no yo. Todavía no entiendo qué o cómo llegó a conocer a Cyrus en primer lugar. Aunque aparentemente, es el hijo de un compañero de trabajo suyo.
Si eso tiene sentido.
—Me alegro de verte. ¿Te quedas a cenar? —Papá le pregunta a Cyrus.
Puedo ver en sus ojos que papá quiere desesperadamente que Cyrus se quede, para poder interrogarle sobre nuestra cita, porque sabe que me resistiré a decirle nada. Cyrus suspira.
—Lo siento, señor, tengo que hacer la cena para mi madre esta noche. Gracias por el ofrecimiento —se excusa Cyrus cortésmente. Papá parece finalmente decepcionado, pero no dice nada.
Cyrus me besa suavemente la frente y se inclina para susurrarme al oído.
—No dejes que Landon te afecte —dice en voz tan baja que casi no lo capto. Lo miro y me alejo confundida. ¿Que me afecte? Cyrus me aprieta la mano, me guiña un ojo y se aleja por el camino.
Todos le vemos irse. Miro rápidamente a Landon, esperando que no haya oído lo que Cyrus acaba de decir. Aunque no es que sepa exactamente de qué está hablando.
—Bueno, pasa Althea, Landon se queda a cenar —dice papá con emoción. Parpadeo. ¿Estoy oyendo bien? Los sigo dentro, dispuesta a interrogarlos profundamente.
Tengo que saber exactamente qué ha dicho o hecho Landon para convencer a mi padre.
La casa desprende calor, y hay un aroma delicioso procedente de la cocina. Detengo a Landon agarrándolo del brazo antes de que pueda seguir a papá al comedor.
Me mira confundido, negando con la cabeza.
—¿Cómo? —siseo en voz baja. Me molesta que no me haya dicho nada, especialmente si estaba planeando esto. ¿No debería estar haciendo cosas productivas?¿Tareas de Alfa, por ejemplo?
En lugar de asustar a mi cita, que se que se habría quedado si no hubiera un Alfa rondando por la casa, enredando con mi maldito padre. Esta no es la mejor forma de superarlo, la verdad.
—Hemos hablado —afirma, sin apenas explicarse. Quiero interrogarle más, hacer que se explaye, pero sigue andando y entra en el comedor. Le sigo dócilmente.
Papá ya está sentado en la cabecera de la mesa, discutiendo algo con mi madre, que sostiene un plato de pollo asado. Apuesto a que están hablando de Cyrus y de mí.
Espero que no estén pensando en preparar la ceremonia de emparejamiento tan pronto.
—Siéntate, la cena está lista —exige mamá en voz baja, acercándose enérgicamente para depositar un beso en mi mejilla. Landon se sienta delante de donde suelo sentarme para cenar cada noche.
Sus ojos esmeralda no se apartan de mí, ni siquiera cuando mamá se inclina sobre su hombro para depositar un plato de verduras en la mesa.
—Entonces, ¿disfrutaste de tu cita? —pregunta Landon, ladeando la cabeza. Siento que papá empieza a escuchar con curiosidad, lo que me hace morder el comentario sarcástico que tenía preparado para Landon.
Landon se echa el pelo hacia atrás con las manos, y mis ojos recorren sus brazos musculosos que asoman bajo la camisa.
—Estuvo muy bien. Cyrus es muy... atento —reflexiono, sirviendo un trozo de pollo en mi plato. Landon no reacciona, solo me mira fijamente y no responde.
—Me alegro de que os llevéis bien. Es el hombre perfecto para ser tu...
—¿Mi pareja? —corto a papá.
Asiente con la cabeza, sonriendo.
—¿No crees que es un poco, no sé, temprano para pensar en emparejarte con alguien que acabas de conocer? —pregunta Landon al azar, llamando la atención de todos, incluso de mamá, que pensaba que estaba demasiado absorta en remover la salsa que había hecho.
Lo fulmino con la mirada. Sabe muy bien lo que pienso de los emparejamientos aleatorios de mi padre. Quiere que lo admita.
—Tienes razón, Landon, pero en realidad creo que deberías mantenerte al margen —digo bruscamente. No era mi intención que sonara así. Tal vez estoy enfadada con él por ser él; tan malditamente perfecto.
Deja caer los cubiertos y aprieta la mandíbula. ¿Por qué está tan enfadado?
Nunca muestra interés en mí en absoluto, así que por qué está actuando tan descaradamente hacia el hecho de que tal vez, sólo tal vez haya encontrado a alguien que puede ser bueno para mí.
Aunque siga sin superar a Landon.
—Estoy encantado de haber escogido a un hombre tan bueno para ti, Althea —dice papá, con voz alegre y burbujeante. Aparto mi mirada de Landon para que nuestro duelo de miradas asesinas se interrumpa.
—Es un buen hombre, demasiado bueno para mí —murmuro. Quiero olvidarme de Landon, más que nada. Pero ahora mismo, la intromisión de papá me hace querer aplastar mi propia cabeza.
—No digas eso cariño. Realmente le gustas a Cyrus. Estoy seguro de que pronto te emparejarás con él —afirma padre con alegría. Puedo estar segura de que ese comentario iba dirigido a Landon.
Puede que Landon haya convencido a papá, pero esa fue la forma en que mi padre le dijo que se retirara. Esto es un asunto familiar.
—¿Y si no está preparada para emparejarse con él? —Landon sigue preguntando. Le doy una patada en las piernas por debajo de la mesa. Cuanto más rápido vengan los nietos, mejor.
Mi padre está muy obsesionado con este tema, y se pone excepcionalmente tenso cuando su opinión no coincide con la de los demás.
—Lo estará. Es esencial que se case con alguien adecuado —responde papá con calma. Observo nerviosa a Landon y a papá, que no parecen coincidir en esto.
No quiero que papá eche al Alfa de su casa. Puede que antes estuviera a la altura de Landon, pero ahora Landon es mucho más fuerte y joven.
—¿Y qué considerarías tú, adecuado? —Landon se atreve a preguntar. Allá vamos...
—Un hombre que le preste toda la atención cuando sea necesario, no alguien que tenga otros asuntos que siempre haya que atender —responde.
Landon empuja suavemente su silla hacia atrás y me doy cuenta de que los dos hombres de la habitación están más que enfadados. Miro a mi madre, que se afana en meterse pollo en la boca.
Ambos sabemos cómo pueden ser los Alfa...
—Deberías considerar el hecho de que ella debería estar con alguien a quien amara desde hace más de una semana —argumenta Landon con cuidado. Me muerdo el labio, intentando captar su mirada. Quiere lo mejor para mí.
Puedo verlo.
Mi padre se pone de pie cuando Landon lo hace.
—¿Entonces qué, crees que serías una buena pareja para mi hija? No seas ridículo —escupe papá. Ahora se pone a la ofensiva en lugar de a la defensiva.
Landon se levanta un poco más, tratando de intimidar a mi padre.
—Yo la cuidaría muchísimo mejor que tú...
Vale, esto se detiene aquí.
—¡Parad, los dos! —grito, haciendo que la habitación se quede en silencio. Las lágrimas de frustración se me acumulan al fondo de los ojos, pero antes de que puedan caer salgo de la habitación. No puedo lidiar con ninguno de los dos en este momento.
Subo corriendo las escaleras y oigo a Landon seguirme de cerca.