Toda mi vida sólo he conocido el dolor.
Quedé huérfana de niña y fui forzada a servir al violento y cruel alfa de mi manada.
Era humana, así que ningún lobo me quería como compañera. Por eso no tuve más remedio que convertirme en su juguete favorito.
Todo eso cambió el día que lo conocí: el hijo del rey alfa.
Vino a visitar a mi alfa, y en el momento en que nuestros ojos se encontraron, fue como un rayo de electricidad disparándose por mi espina dorsal. Era mi compañero.
¿Pero cómo? Yo sólo era humana. ¿O no?
¿Y mi antiguo alfa me dejaría ir sin luchar?
Clasificación por edades: +18
JAXON
―Jax, recuerda tu entrenamiento y sígueme la corriente cuando lleguemos. Estamos aquí para formar una alianza ―dijo mi padre.
―¿Por qué necesitamos una alianza con una manada que está tan lejos? Incluso hemos necesitado un avión para llegar hasta aquí. ―No pude evitar interrumpirle.
Su respuesta fue sencilla.
―Es bueno tener amigos en todos los sitios, hijo.
Asentí con la cabeza mientras aterrizábamos. Tres elegantes todoterrenos negros nos esperaban en la pista.
Mi padre, nuestros guerreros y yo desembarcamos del avión y subimos a los vehículos. Nos dirigimos directamente a la manada. La cara de mi padre ya tenía grabada la nostalgia que sentía por mi madre. No quería estar lejos de ella mucho tiempo.
Esperaba encontrar un amor como el suyo algún día. Pero aquí estaba, con veinte años, y aún sin pareja. Esperaba encontrarla al cumplir los dieciocho, pero no hubo suerte.
Todos mis hermanos habían encontrado a sus parejas. Yo era el único que todavía no lo había hecho.
Estaba tan ensimismado en mis pensamientos sobre la búsqueda de pareja que apenas me fijé en lo que nos rodeaba cuando llegamos a nuestro destino. El lugar parecía deteriorado, descuidado.
Intercambié una mirada con mi padre. Antes de que ninguno de los dos pudiera expresar sus pensamientos, el tío Liam hizo la pregunta que todos teníamos en mente.
―¿Por qué nos invitarían a un lugar así?
Nuestros vehículos se detuvieron frente a lo que supuse que era la casa de la manada. Un hombre con aspecto de guerrero salió con cara de vergüenza. Debió haber notado las expresiones en los rostros de nuestros guerreros. Se presentó y le seguimos al interior. Nos condujo a una sala de reuniones llena de Alfas y sus respectivos Betas.
Un joven, sentado en la silla del Alfa, nos aplaudió al entrar.
―Me alegro de verte, Alfa Darren. Eres el último en llegar. Espero que mi humilde hogar sea de vuestro agrado.
Mi padre asintió y tomó asiento. Me senté a su lado. El joven Alfa se presentó como Robert. Estaba desesperado por conseguir alianzas que le ayudasen a enfrentarse a los canallas y a las otras manadas que intentaban apoderarse de sus tierras.
Otro Alfa le interrumpió y le preguntó qué beneficios obtendríamos al aliarnos con él.
Era una pregunta válida. Por el aspecto del lugar, no tenía mucho que ofrecer. Mientras reflexionábamos sobre esto, sonaron unos golpes y un grupo de chicas entró en la sala.
Percibí un aroma a vainilla y melocotón. Mi lobo, Shadow, se agitó dentro de mí.
―Nuestra compañera está cerca, Jax.
Giré la cabeza hacia la puerta cuando entró la última chica.
Agachó la cabeza y dio pasos lentos y vacilantes. Parecía aterrorizada y odiaba verla así.
Dejó de caminar y levantó la cabeza, encontrándose con mi mirada.
―Compañera, compañera ―gritó Shadow en mi cabeza. Sus ojos se abrieron de par en par al mirarme y luego bajó rápidamente la mirada, con las mejillas sonrojadas.
Robert se aclaró la garganta y tuve que reprimir un gruñido ante sus siguientes palabras: ―Ahora mismo, puedo ofreceros a todas estas bellas damas.
***
Me desperté jadeando.
―¿Qué demonios fue eso, Shadow?
―Fue una premonición sobre cómo encontraremos a nuestra pareja.
―¿Premonición? ¿De qué estás hablando? Solo ha sido un sueño raro.
Intenté desestimar las palabras de Shadow, pero él insistió.
―Es uno de tus dones, Jaxon. El don de la premonición. No encontraremos a nuestra pareja a los 18, y por lo que parece, no lo haremos hasta que estemos bien entrados en la veintena.
―¿Don? ¿De qué don estás hablando, Shadow?
Shadow no respondió y decidió bloquearse mentalmente. Miré el reloj. Eran poco más de las dos de la mañana.
Hoy era el día de mi graduación. En lugar de descansar, tuve sueños que parecían demasiado reales. Di vueltas en la cama durante unas horas más.
Mi mente se llenó de pensamientos sobre el sueño y las palabras de Shadow.
Shadow insistió en que había sido una premonición, una visión del futuro. Yo quería creer que fue solo un sueño, pero lo cierto era que parecía demasiado real.
Mi cumpleaños era mañana. No había encontrado a mi pareja, sabía que no lo haría. Y si la ocurría tal y como Shadow decía que la encontraría, sería desfilando frente a una sala llena de Alfas. La idea me hizo hervir la sangre.
Debí haberme quedado dormido otra vez porque oí a mi familia preparándose para desayunar. Me duché, me vestí y me dirigí a la cocina.
Sabía que Jace y Dakota querían que los llevase al colegio. Daniella se dio cuenta de que me pasaba algo, pero no me presionó.
Después de dejar a nuestros hermanos en el colegio, Shadow y yo decidimos correr hasta la cascada.
Dani esperó pacientemente a que le contase qué pasaba. Le conté mi sueño y ambos nos quedamos atónitos mientras nuestros lobos hablaban de que teníamos dones, pero se negaron a darnos más detalles.
Dani sugirió una broma para animarme y nos pusimos en marcha para empezar el día.
Kaleb intentó fastidiarme, pero Daniella la puso en su sitio. Nuestra graduación fue bien, sobre todo cuando el director se fue cabreado.
Por alguna razón, sentí que ésta podría ser una de las últimas bromas que Daniella y yo hacíamos juntos. Pero no se lo dije. Simplemente disfruté de nuestra broma.