
Mr. Boss Man
Cuando Jenson regresa a casa de la universidad, se encuentra con dos sorpresas: una nueva hermanastra, Skylar, y la responsabilidad de llevar entre ambos el negocio familiar. Sus nuevos roles no resultan sencillos, sobre todo cuando la tensión se convierte en algo que ninguno de los dos esperaba. Conforme la presión familiar se intensifica y su atracción aumenta, Jenson y Skylar deben decidir si mantener sus sentimientos a raya o arriesgarlo todo por algo más.
Capítulo 1
JENSON
Vaya, menuda sorpresa. Mi padre tenía novia, pero no sabía que se había casado con ella.
Me llevé un buen susto cuando volví a casa para las vacaciones de verano. Fui a la cocina a picar algo y me encontré con una desconocida husmeando en la alacena.
—¿Y tú quién eres? —pregunté.
Se dio la vuelta de golpe, con una caja de galletas en la mano.
—¿Disculpa?
Me acerqué.
—Te he preguntado que quién eres.
—Skylar.
—¿Qué haces en mi casa?
—Vivo aquí ahora.
Abrí los ojos como platos.
—¿Eres su novia? ¿No eres muy joven para eso? —Sabía que a mi padre le gustaban las mujeres más jóvenes, pero esto era pasarse.
Era guapa, pero pensar en ella con mi padre me daba escalofríos.
—¡Qué va! —puso cara de asco—. ¡Acabo de terminar la universidad! Soy la hija de Amelia.
Respiré aliviado.
—Menos mal.
—Y tú, eres el famoso Jenson.
—No sabía que papá hablara tanto de mí —dije. Pensé que la mayoría de las chicas me conocían.
Se rio.
—Fuimos al mismo instituto. Lo sé todo sobre ti.
Me encogí de hombros y fui a la nevera. Me pareció raro no acordarme de ella. Es sólo un poco más joven que yo, y es guapa. Pensé que quizás habríamos...
Oí que se cerraba la puerta de entrada. Cogí una manzana, cerré la nevera y vi que ella se había esfumado. La caja de galletas estaba en la encimera.
«Vaya sorpresa», me dije. Fui a la entrada, cogí mi bolsa y la llevé a mi cuarto.
Después de ducharme, bajé a ver la tele. Cuando llegué al salón, se abrió la puerta de entrada.
—Pensé que volvías mañana, hijo.
Vi entrar a mi padre y, supuse, a Amelia. Madre e hija se parecían como dos gotas de agua.
—Pillé un vuelo más temprano —me levanté y le tendí la mano a Amelia—. Jenson. Encantado de conocerte. Bienvenida a la familia, supongo.
Mi nueva madrastra me sonrió.
—Encantada de conocerte, Jenson. Siento si esto parece repentino. Debe ser una sorpresa.
Me encogí de hombros.
—¿Ya has conocido a tu hermana? —preguntó papá, dejando las maletas en el pasillo.
—¿Te refieres a la hermanastra de la que no sabía nada? Sí, la he conocido.
Papá sonrió levemente.
—Supongo que debería haberte hablado de ella antes de que vinieras.
—¿Tú crees?
Hizo un gesto con la mano ante mi ceja levantada.
—Sabía que os conoceríais pronto. Tendréis mucho tiempo para conoceros.
Papá rodeó con el brazo los hombros de Amelia.
—Ah, se me olvidó decirte, nos estamos fusionando con la empresa de su padre. Tú y Skylar la dirigiréis juntos.
Pensé que esta debía ser la razón por la que se había casado con ella.
Por lo que yo sabía, papá sólo conocía a Amelia desde hacía poco tiempo. Había tenido muchas novias desde que mamá murió, cuando yo tenía dos años, pero nunca se había casado.
—Espera, ¿qué? Papá, ¿de qué estás hablando? Creía que yo iba a dirigir la empresa.
Papá me miró como si hubiera dicho una tontería.
—Y así será. Sólo que... con tu hermana también.
Empezó a caminar hacia la cocina, como si quisiera cortar la conversación, pero yo no había terminado.
—¿Qué demonios...? Papá, no hablarás en serio. Llevo dos años trabajando allí. La chica que he conocido dice que acaba de terminar la universidad.
Papá se encogió de hombros.
—¿Qué quieres que haga? La fusión tiene sentido, y ella es la nieta de Levi Ragner. Además, Skylar es lista. Terminó el instituto y la universidad un año antes.
No entendía por qué eso importaba.
—¿Y qué? La empresa se llama Ryder Development.
Chasqueó la lengua.
—Sí, sobre eso, ahora todo se llamará Wagner Corporation.
Me froté la cara.
—Wagner... ¿Así que ahora ni siquiera está Ryder en el nombre? ¿Acaso ha estudiado arquitectura? ¿Sabe algo sobre desarrollo inmobiliario y diseño? ¿Mercados y ventas?
Papá se volvió hacia mí, puso su mano en mi hombro y me guiñó un ojo.
—Mira, hijo, sé que estás molesto, pero esta fusión va a ocurrir. Sigues siendo el heredero de la empresa. Pero tendrás una socia. Y Skylar es una chica lista. Ya lo entenderá. Y si no, bueno, tú le enseñarás, estoy seguro.
Pensé para mis adentros: «Tiene que ser una broma».
SKYLAR
Dejé que mi melena cayera sobre el respaldo de la tumbona y alcé el rostro mientras el sol resplandecía sobre el agua cristalina, bañando todo con una luz dorada.
Conocía a Jenson Ryder desde mucho antes de enterarme de que mi madre iba a casarse con su padre.
Era mayor que yo en el instituto, famoso por sus conquistas, capitán del equipo de fútbol y con un cuerpazo de infarto. Y, por si fuera poco, su padre nadaba en dinero.
No era de extrañar que las chicas del instituto se pirrasen por enrollarse con él detrás de las gradas durante cuatro años.
Aunque había planeado mantenerme alejada de él ahora que compartíamos techo durante el verano, me dolió un poco que ni siquiera me reconociera cuando nos cruzamos en la cocina.
El cielo se oscureció de repente y sentí un escalofrío. Me cubrí los ojos antes de abrirlos para ver a mi madre de pie junto a mí.
—Hola, cariño —dijo, sentándose en la tumbona de al lado—. ¿Qué tal lo has pasado aquí mientras no estábamos?
Me encogí de hombros. —De maravilla.
—Me he enterado de que has conocido a Jenson. Se fue antes de que pudiera hablar con él, pero parece un buen chico.
Miré a mamá por encima de mis gafas de sol. Ella ya sabía lo que pensaba de él. Le había contado todos los cotilleos sobre él cuando me habló por primera vez de ella y su padre.
—Sólo digo que deberíais pasar tiempo juntos. Vais a trabajar codo con codo.
—Todavía tengo que prepararme, mamá —le recordé. De todas las empresas con las que podían fusionarse, tenía que ser justo la que poseía su padre.
Suspiró. —Aún no puedo creer que ya hayas terminado la universidad.
Me había graduado antes de tiempo, sacándome el título en tres años en lugar de cuatro.
Sí, ya sé que soy un hacha, gracias.
Mamá recogió la carpeta que había dejado en el suelo junto a mi tumbona y hojeó las páginas.
—Me alegra que ya estés leyendo sobre la empresa y los negocios, pero intenta desconectar de vez en cuando y diviértete este verano, ¿vale? Trabajas demasiado.
—No estoy cogiendo clases estas vacaciones. Sólo voy a relajarme.
—Vaya, eso sí que es una novedad —me guiñó un ojo—. No tiene nada de malo soltarse la melena de vez en cuando.
Mamá se levantó y volvió a entrar en la casa, y el cálido sol volvió a acariciar mi piel bronceada.
Cuando oí que la puerta se abría de nuevo, pensé que se había olvidado de decirme algo.
—Esa es mi tumbona, por cierto.
Abrí un ojo para encontrarme a Jenson de pie cerca, señalándome.
Recorrí con la mirada sus hombros de infarto, bajando por sus brazos y pecho, y sobre las líneas que marcaban su estómago y cintura.
Gracias a Dios llevaba puestas las gafas de sol.
Me encogí de hombros. —Lo siento, guapo, pero quien fue a Sevilla perdió su silla. Vete a chapotear a otra parte —cerré los ojos de nuevo y apoyé la cabeza en la tumbona.
Pero incluso mientras intentaba recordar las historias sobre él del instituto —algunas sólo rumores, pero la mayoría ciertas como la vida misma— me sorprendí pensando en lo que acababa de ver...
La fuerza de sus brazos...
Esa forma de V justo encima de su bañador...
¿Vi algo asomando por debajo o me lo imaginé?
—¡Bomba va!
De repente, una cascada de agua me cayó encima, empapándome de pies a cabeza. Me levanté de un salto, chillando mientras el agua fría me corría por el cuello y la espalda.
—¡¿Pero qué demonios...?! —grité.
En la piscina, Jenson me sonreía de oreja a oreja mientras movía los brazos en el agua para mantenerse a flote. —¿Qué? Me dijiste que chapoteara en otra parte. Sólo intento ser un buen hermano. ¿Verdad…, hermanita?













































