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Enamorada de la mafia

Capítulo 4

Kyle sintió una oleada de deseo. Quería complacer a Max del mismo modo que él la complacía a ella.

Se metió su polla en la boca hasta que le dio una arcada, y oyó a Max reírse.

—Poco a poco, cierra la boca y usa muy pocos dientes —le indicó.

Kyle se agachó de nuevo y colocó su boca alrededor de él y empezó a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo.

Pensó que tenía que hacer algo con su lengua, así que la hizo girar alrededor de la cabeza de su polla cuando volvió a la punta, y eso le hizo gemir.

—Eso es —gruñó Max mientras le retorcía el pelo. A Max le encantaba cómo movía la lengua, y quería más.

Max le sujetó la cabeza por el pelo y la introdujo en la boca. Cada empuje se hizo más fuerte, y pronto Max estaba golpeando la parte posterior de su garganta. Le lloraban los ojos y cada vez tenía arcadas.

—Me voy a correr, y será mejor que te tragues hasta la última gota —Max bombeó un par de veces más antes de terminar, y Kyle se tragó lo que le dio.

Pensó que sería asqueroso y amargo, pero le pareció que no sabía mal además de estar un poco salado, y odiaba admitirlo, pero le gustaba poder hacerle perder el control.

—Lo has hecho muy bien, abejita —dijo Max mientras la besaba en los labios. Cuando se separó de ella, vio que fruncía el ceño—. ¿Qué pasa?

—Me besaste sin que me enjuagara la boca primero.

Max se rió. —Bueno, no puedo esperar que tengas mi semen en la boca y que me dé asco.

—Ven aquí —Max la atrajo a su lado y la acercó a él.

La espalda de ella estaba apoyada en su pecho, y su trasero se alineaba con su polla, que rápidamente se estaba poniendo dura de nuevo.

Kyle se retorció un poco y Max la mantuvo quieta. —Sólo vete a dormir. Hemos terminado por esta noche, así que relájate.

Kyle no sabía que podía dormirse tan rápido. Tampoco se dio cuenta de que se sentiría cómoda durmiendo desnuda ante un hombre que no conocía.

***

Kyle se despertó con necesidad de ir al baño pero estaba bien arropada por Max. Temía que se enfadara si lo despertaba, pero decidió que era lo mejor.

—¿Max? —Esperó unos minutos, y cuando él no respondió de nuevo, intentó decir su nombre un poco más alto.

—¿Qué? —dijo con voz ronca.

—Tengo que ir al baño —dijo Kyle con voz suave.

Max gimió y se dio la vuelta, liberándola de su agarre.

Corrió al baño y fue directamente al retrete. Un pequeño escalofrío la recorrió mientras terminaba de orinar. Como ya estaba en el baño, decidió darse una ducha para entrar en calor.

Le encantaba una ducha caliente, y se relajó bajo el agua que caía hasta que empezó a enfriarse.

Cuando salió del cuarto de baño, Max ya no estaba, la cama estaba hecha y había un juego de ropa nueva.

Cuando se vistió no sabía qué más hacer, así que decidió comprobar si la puerta estaba cerrada.

Giró el pomo y tiró ligeramente de la puerta, que se abrió. Kyle estaba emocionada. Pensó que podría haber olvidado cerrar la puerta.

Miró por el pasillo y, al no ver a nadie, se dirigió hacia las escaleras. No perdió el tiempo y se apresuró a bajarlas.

Cuando llegó al final, se dio cuenta de que había guardias a ambos lados de la escalera.

Intentó actuar con calma, pero estaba disgustada por no haber tenido la oportunidad de escapar. Se dio cuenta de que oía hablar y siguió las voces.

Las voces la llevaron al comedor, donde vio a Max y Dimitri.

—Ahí está mi abejita —dijo Max mientras se levantaba y caminaba hacia ella para darle un beso.

—Toma, desayuna —le dijo Dimitri mientras ponía un plato de comida en la mesa.

Se sentó entre Max y Dimitri, sin saber qué hacer, así que comió en silencio mientras los hombres hablaban entre ellos.

—Ona krasivaya —~dijo uno de los hombres, mirando a Max.
—Da —respondió al hombre. ~

Max se volvió hacia Kyle. —Anatoli dice que eres bonita.

—Gracias —Fue lo único que se le ocurrió decir a Kyle.

—Ostav' nas —fue todo lo que dijo Max, y todos los hombres, excepto Dimitri, se fueron. ~

—¿Qué idioma era ese? —Kyle tenía curiosidad; sabía que no eran americanos.

—Ruso, myshka —le respondió Dimitri. ~

—Hoy vas a pasar tiempo con Dimitri. Te va a llevar a pasear. No abuses del privilegio —le advirtió Max.

—Lo entiendo —respondió automáticamente.

—¿Ves, Dimitri? Aprendes tan rápido, pero la próxima vez, creo que prefiero oírte decir: Sí, señor.

—Sí, señor —respondió ella.

—Me gusta. Tendrás tu recompensa más tarde si te portas bien con Dimitri.

Después de comer, Dimitri recogió sus cosas y la acompañó hasta el coche. Kyle estaba emocionada por poder salir de la casa. Sólo llevaba un día, pero dejarla la casa hacía sentir menos restringida.

—¿A dónde vamos?

—Paciencia, myshka. Ya lo verás.

Kyle se dio cuenta de que, aunque estaba en un coche solo con Dimitri, había un coche siguiéndoles.

—¿Por qué nos siguen

—Muy observadora —dijo Dimitri con una pizca de orgullo—. Están ahí para protegernos y asegurarse de que no huyas.

—No puedes retenerme aquí para siempre —afirmó Kyle.

—No lo haremos. Al final, te quedarás porque quieres. Te rendirás a la conexión que tenemos.

Kyle sabía que Dimitri tenía razón. Se sentía atraída por los hombres. Todo lo que le hacían, ella no estaba en contra. Sentía que tenía que estar en contra de ellos por el tipo de hombres que eran.

Se mantuvo callada y se limitó a prestar atención al paseo, y se emocionó cuando empezó a ver el agua.

—¿Me llevas a la playa?

Dimitri le sonrió. —Sí. ¿Has estado alguna vez? —le preguntó.

—No. Ryan nunca tuvo tiempo de llevarme.

—Bueno, me aseguraré de que nunca olvides este viaje a la playa.

La forma en que lo dijo hizo que un escalofrío la recorriera, y sintió una oleada de excitación.

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