Miré la enorme mansión mientras estábamos en la puerta. Era una casa antigua e histórica con ladrillos rojos y ventanas blancas. Era hermosa e intimidante.
Mi cabeza se giró cuando se abrió la puerta. Miré al viejo que estaba al otro lado.
—Hola, Sr. Young, qué bien que nos acompañe —habló muy dignamente, como si fuera un mayordomo de la reina.
—Buenas noches, Francis —dijo Tate antes de entrar en la casa.
—Tate, ¿eres tú, querido? —Oí una voz que sonaba en toda la casa. Un momento después, una mujer de mediana edad, vibrante y de aspecto extremadamente caro, caminaba por el pasillo hacia nosotros.
—Oh, querido, pareces absolutamente agotado, ¿fue un vuelo largo?
—Yo también me alegro de verte, madre —respondió Tate mientras le daba un suave beso en la mejilla. —. Estás impresionante, como siempre.
—¿Y quién es ésta chica? —Sonrió con suspicacia mientras se dirigía a mí —."Soy Josie Young—dijo mientras extendía una mano finamente cuidada.
—Esta es Piper, mi novia —respondió Tate, poniendo una mano en mi espalda.
—¿Tu.... novia? —respondió con una mirada de reojo antes de volverse hacia su hijo—. ¿Por qué demonios no nos dijiste que estabas saliendo con alguien?
—Sólo llevamos dos meses saliendo —respondí apresuradamente en su lugar—. No queríamos darle mucha importancia. Después de todo, es el gran día de su hija; pero estoy encantada de conocerla, Sra. Young.
Su madre me miró con una sonrisa enfermiza: —Pues sí que eres dulce, ¿verdad? ¡Y absolutamente preciosa!
Aquí, pasad todos a la sala de estar. Ariana se alegrará mucho de que finalmente estés aquí, Tate. Todos pensamos que no lo lograrías.
—Te dije que lo lograría, madre —respondió poniendo los ojos en blanco.
—Sí, pero ¿cuándo ha impedido eso que te retires en el último momento? —respondió ella con dulzura.
Pude oír cómo Tate dejaba escapar un suspiro antes de seguir a su madre por el pasillo.
—¡TATER TOT!
Levanté la vista sorprendida al ver que una hermosa mujer pelirroja se acercaba corriendo a nosotros.
—Hola, Ari —sonrió Tate mientras abrazaba a la chica con fuerza.
—Oh, por favor, basta con eso. Ese no es un apodo para un hombre respetable —resopló su madre mientras tomaba asiento en el sofá y bebía un sorbo de martini.
Ambos se miraron con complicidad antes de que la chica se volviera hacia mí con una sonrisa. —¿Y quién es ésta?
—Esta es Piper, mi novia —respondió Tate.
Ariana me miró con una sonrisa brillante. —Oh, no puedo creer que Tater no nos dijera que te iba a traer. Es tan bromista —Jadeé cuando me atrajo para abrazarme—.Soy su hermana, Ariana.
—Encantada de conocerte —respondí con una ligera risa. Me soltó y me senté junto a Tate en el sofá.
—Entonces, Piper —comenzó su madre—,¿de dónde eres?
—Soy de Nueva York —respondí, mintiendo entre dientes.
—¿Y cómo conoces a mi hijo? —me preguntó.
Miré a Tate con una sonrisa, haciendo todo lo posible por interpretar el papel.
No era difícil, teniendo en cuenta que era muy agradable de ver, con su cuerpo alto y firme y su rostro bellamente cincelado. Sus ojos color miel se veían acentuados por su pelo y sus rasgos oscuros.
—Nos conocimos hace unos meses en un evento. Su empresa se dedicaba a las relaciones públicas y yo estaba terminando mis prácticas en una pequeña galería. Nos conocimos en el evento y desde entonces nos vemos.
—¿Prácticas? ¿Eres estudiante? —insistió.
—Sí, lo soy —respondí.
—¿Dónde? ¿Qué escuela? —continuó.
—Madre, basta de interrogatorios. Déjala en paz —interrumpió Tate.
Puse una mano sobre la suya suavemente: —Está bien —Me volví hacia su madre—. Soy estudiante de posgrado en Columbia. Estoy trabajando en un máster de Historia del Arte y Preservación, con una especialización en autores ingleses.
—Pues entonces —resopló—,eres una chica ocupada.
Tate me miró con fijeza antes de que el anciano, Francis, entrara en la habitación. —La cena está lista..
—El señor Young aún no está en casa —dijo la madre de Tate con fastidio —.Entraremos en un momento.
Francis salió de la habitación y todos siguieron charlando ligeramente hasta que la señora Young se levantó de su asiento. —Bueno, no podemos esperar toda la noche por él. Entremos.
Se dirigió a la puerta y el resto del grupo la siguió.
Cuando todos tomamos asiento alrededor de la gran mesa de comedor, Tate me acercó la silla antes de sentarse a mi lado.
—Entonces, Piper, ¿de dónde es tu familia?
Levanté la vista para ver que la madre de Tate seguía sin estar satisfecha. —Mi madre era de la Costa Oeste. Murió hace unos años. Mi padre es de Nueva York.
—¿Y qué hace?
—Él... umm...
—Jason, ¿cuándo vamos a tener la revancha en el campo? —interrumpió Tate y yo lo agradecí. Mi padre era un tema delicado.
El prometido de Ariana levantó la vista con una sonrisa: —¡Di el día!
Ariana le frunció el ceño a su prometido: —No habrá golf esta semana. Tenemos demasiadas cosas que hacer.
—Haremos tu despedida de soltero —dijo Tate con un guiño.
Todas las mujeres negaron con la cabeza hasta que todo el comedor miró hacia arriba cuando un hombre grande atravesó las puertas.
—Lo siento mucho. Las cosas se me han alargado un poco hoy. He intentado salir lo antes posible —dijo antes de besar a la madre de Tate en la mejilla y sentarse a la cabecera de la mesa.
—Tate, lo has conseguido. Sorprendente —resopló.
—Sí, lo logramos —respondió Tate en voz baja.
—¿Y quién es ésta? —Su padre sonrió mientras me miraba.
—Harris, querido, esta es Piper, la novia de Tate —dijo su madre con una nota agria en su voz.
—Oh, de verdad —dijo, mirando a Tate con los ojos muy abiertos—, entonces, ¿están resueltos los planes para esta semana? —preguntó, mirando su plato.
—Todo va bien por ahora —respondió Ariana.
Después de la cena, todos nos dirigimos al salón y me sorprendió que la señora Young me cogiera del brazo. —Tengo una pieza aquí que te encantará, querida.
Me lamenté internamente. Había tratado con suficiente gente como para saber cuándo me estaban manipulando. Tenía un leve toque de veneno en su voz.
Me llevó a un lado de la habitación donde nos pusimos delante de un gran cuadro. —¿Qué te parece? —me preguntó con dulzura.
—.Es precioso —dije mientras miraba el cuadro—. Bonnard, ¿verdad?
—Sí, lo es —respondió ella con sorpresa.
—Uno de sus últimos cuadros. Admito que me gustan más sus primeras obras. Pero ésta es una obra increíble —dije con orgullo mientras miraba el cuadro, sabiendo que había sorprendido a todos los presentes.
Me dedicó una leve sonrisa antes de cruzar la habitación.
—Bueno, ¿ha aprobado? —El padre de Tate se rió mientras su mujer se sentaba a su lado refunfuñando.
Me senté junto a Tate con una sonrisa y levanté la vista para verle mirándome con una mezcla de asombro y frustración. Sonreí, sabiendo que tal vez podría sobrevivir a esta tarea.
