Aya Sherif
LAYLA
Los días que nos quedamos en casa de mi abuela fueron exactamente lo que necesitaba.
Fue refrescante poder pensar en algo distinto a todos los pensamientos tóxicos que desde hacía tiempo habían establecido el control sobre mi cerebro y me atormentaban en gran medida.
Lo único en lo que podía pensar hoy era en Al Nadaha y en todos los misterios que acompañaban a su notoriedad.
Cuando por fin llegamos a nuestro apartamento tras un largo viaje, mi madre estaba tan cansada que acabó en la cama con la misma ropa que tenía puesta.
Yo, en cambio, me fui directamente a mi habitación y me tiré en la cama, sin molestarme en cambiar de ropa. Cogí mi bolso y saqué el diario de él.
Lo miré durante un buen minuto sin abrirlo.
Segura de que le traería tantos recuerdos agónicos a mi abuela, no me atreví a leer el diario delante de ella.
Tenía mucho que contarme sobre las innumerables y espeluznantes historias vividas y presenciadas por la gente de su pueblo.
Historias que me mantenían desconcertada, con decenas de preguntas diferentes ocupando mi mente.
Todas las historias compartían similitudes aterradoras. Las víctimas eran asesinadas casi de la misma manera, con un modus operandi idéntico.
Y hubo demasiada gente que desaparecía sin dejar una sola huella. Mientras que las personas a las que había llamado y sobrevivido a su encanto perdieron la cabeza para siempre.
Todas esas preguntas me llevaron a preguntarme si Al Nadaha era solamente una criatura mítica, creada por los pobres en los tiempos más oscuros del país.
Tal vez lo tomaron como una especie de refugio en el que escapaban de su atroz realidad y pretendían que únicamente un monstruo podía hacer cosas tan horribles y no un semejante.
¿O acaso había otra posibilidad, completamente diferente, de que esta criatura haya sido real todo este tiempo?
Desde que tengo uso de razón, siempre me han gustado los casos paranormales y sobrenaturales. He leído cientos de historias sobre lugares encantados, fantasmas, espíritus malignos y posesiones.
Incluso empecé a hacer mis propias investigaciones, lo que me llevó a crear mi propio blog dedicado a artículos e historias sobre criaturas e incidentes sobrenaturales.
Luego, con el tiempo, mi blog empezó a ser más reconocido, hasta que me descubrió Kamal Fahmy y empecé a escribir para su revista.
A lo largo del tiempo, visité muchos sitios dudosos y conocí a mucha gente que afirmaba que sus casas estaban embrujadas, que hacían contacto con espíritus malignos o que incluso estaban poseídos.
Y, bueno, algunas de esas historias resultaron ser ciertas.
Todo eso me hizo ser muy consciente de que no éramos las únicas criaturas del universo, y que había muchas cosas que nuestras mentes simples no podían llegar a comprender.
Y por eso no abandonaba el hecho de que Al Nadaha pudiera haber existido realmente en algún momento de la historia.
Respirando profundamente, abrí por fin el diario en su primera página, decidiendo comenzar mi viaje para develar los secretos y el misterio que se esconde tras esa horrible criatura.