Galatea logo
Galatea logobyInkitt logo
Obtén acceso ilimitado
Categorías
Iniciar sesión
  • Inicio
  • Categorías
  • Listas
  • Iniciar sesión
  • Obtén acceso ilimitado
  • Asistencia
Galatea Logo
ListasAsistencia
Hombres lobo
Mafia
Multimillonarios
Romance abusón
Slow burn
De enemigos a amantes
Paranormal y fantasía
Picante
Deportes
Universidad
Segundas oportunidades
Ver todas las categorías
Valorada con 4,6 en la App Store
Condiciones de servicioPrivacidadImpronta
/images/icons/facebook.svg/images/icons/instagram.svg/images/icons/tiktok.svg
Cover image for Odiada por mi Alfa

Odiada por mi Alfa

Capítulo 8

Aurora

Volví a casa sintiéndome completamente derrotada. También podía sentir que el agotamiento había hecho mella en mi cuerpo.

Supongo que aquello era lo que ocurría cuando un lobo se desplaza por primera vez sin haber comido adecuadamente en dos días.

Ahora que lo pensaba, me había pasado dos días seguidos llorando a mares, todo por culpa de mi supuesta alma gemela.

Entré por la puerta y retrocedí a trompicones cuando alguien se abalanzó sobre mí y me abrazó. Era mi madrastra, Montana.

—¿Dónde estabas? Me levanté y fui a ver cómo te encontrabas y no estabas! —exclamó—. ¡Llamé a casa de Emma para ver si habías ido allí y no estabas con ella!

—Lo siento, Montana. Yo... mi loba necesitaba correr un poco —dije, tratando de calmarla un poco.

—¿Tu loba? ¿Finalmente la has conocido? ¡Oh, mi Diosa, Rory! —chilló alborozada—. ¿Cómo se llama? ¿Cómo es? ¿Cuándo vamos a dar un paseo juntas?

Me bombardeó con preguntas, pero sentí que mis fuerzas me abandonaban.

—Responderé a tus preguntas mañana, ¿de acuerdo? Ahora mismo necesito acostarme —le dije.

—¡Claro que sí! Los primeros cambios siempre pasan factura a un lobo cuando está empezando. Debes de estar agotada. Ven, déjame ayudarte a acostarte.

Pasó uno de mis brazos sobre sus hombros y me ayudó a subir las escaleras hasta mi dormitorio.

—Gracias, Montana —dije antes de abrazar la oscuridad.

***

Me senté en el hermoso claro que había encontrado aquella tarde.

Estaba en mi forma humana.

El lugar era tranquilo y sereno. Era de día y el sol brillaba sobre el lago, haciéndolo relucir. La hierba silvestre que crecía a su alrededor se mecía con la brisa de verano.

De repente, una nube oscura cubrió el cielo, convirtiendo el lugar en un rincón sombrío.

El lago se volvió turbio cuando inquietantes olas perturbaron sus aguas, antes tranquilas, y la dulce brisa de verano se convirtió en un viento fuerte y silbante.

La hierba verde se desvaneció y se secó, dejando una horrible mancha de tierra seca y agrietada a mi alrededor.

Entonces, el sonido de las hojas secas crujiendo y de las ramas caídas llamaron mi atención, haciéndome estar más alerta a mi entorno.

Miré a mi alrededor con miedo, e intenté llamar a mi loba, pero no obtuve respuesta.

De entre los pocos arbustos cuyas hojas secas aún estaban intactas surgió un enorme ejemplar negro de brillantes ojos azules. Tenía los colmillos desnudos y me gruñó.

Se acercó más y más, hasta que finalmente se lanzó sobre mí, clavando sus afilados colmillos en mi cuello.

Me desperté cuando Montana me movió con suavidad.

Estaba jadeando y sudando mientras miraba a mi madrastra con confusión y miedo.

Fue sólo una pesadilla.

—¿Qué pasa? Sé que prometí ir a correr contigo, pero ¿no es un poco temprano? —refunfuñé.

Me senté en la cama, mirando mi despertador en la mesita de noche, pero cuando me volví hacia ella, noté su expresión sombría. Inmediatamente, supe que algo iba mal.

—¿Qué pasa? —pregunté.

—Tienes... tienes una visita abajo, querida —dijo, con miedo y tristeza en su voz.

—¿Quién me está...? —empecé a preguntar, pero ella me cortó.

—Date y ponte presentable, cariño —me aconsejó mi madrastra. Luego se levantó, dejándome completamente confundida.

¿Podría ser el alfa otra vez, de regreso allí para atormentarme?

Resultó que tenía algo de razón.

La persona que me esperaba, sentada en nuestro salón, era la gobernanta del líder. Charlaba alegremente con mi madrastra, que tenía una expresión sombría.

¿Qué habré hecho ahora?

—¿Señora Kala? —la llamé, ganando la atención de los otros dos visitantes.

La anciana me dedicó una sonrisa radiante.

—¡Rory! Siempre es un placer verte, querida —comentó. Se acercó a donde yo estaba y me abrazó con fuerza.

—¿Has terminado de preparar tu equipaje? —preguntó.

—¿Preparar mi equipaje? —pregunté, cada vez más confusa—. ¿Para qué?

—¡Pues para irte de aquí, cariño! ¿No te lo dijo tu madrastra?

Miré a Montana, cuyo rostro se volvió aún más sombrío.

—¿Marcharme? ¿Qué quiere decir? ¿Adónde se supone que voy a ir? —pregunté, empezando a frustrarme.

—A la casa del líder, cariño. El alfa ha ordenado que te instales inmediatamente como sirvienta.

La señora Kala lo anunció como si fuera la mejor noticia del mundo.

—¡¿Qué?! —salté. Me zafé del agarre de la anciana y corrí hacia Montana.

—¿De qué está hablando? —pregunté a Montana. Vi un par de lágrimas correr por su cara.

A pesar de tener más de cuarenta años, al ser una loba seguía exhibiendo un rostro de aspecto joven.

Sus ojos marrones, con un par de arrugas aquí y allá, ahora derramaban lágrimas mientras me abrazaba con fuerza.

—Oh, Rory. Yo tampoco entiendo esto, pero es una orden directa del alfa. No tenemos otra opción que obedecer, o ambas podríamos ser castigadas —se justificó. Me dio una palmadita en la cabeza mientras hablaba.

—Pero no quiero vivir allí. Esta es mi casa —repliqué.

—Lo es y lo será siempre, cariño. Estoy segura de que podrás visitarme de vez en cuando, pero ahora mismo no tenemos otra opción. El alfa ha dado la orden.

—¡Esto no es justo! —clamé.

—Lo siento, Rory, pero es como dice tu madrastra. Esta es una orden directa del alfa. Debes venir conmigo de inmediato. Podemos programar las visitas a tu madrastra los fines de semana una vez que te hayas instalado —explicó la señora Kala, tratando de persuadirme.

Me giré para mirar a la única figura familiar que me quedaba.

—No quiero dejarte sola —le dije. Y era la verdad.

Aunque Montana y yo no siempre estábamos de acuerdo, me había criado y cuidado tras de la muerte de mi padre.

—Estaré bien, cariño. Estoy segura de que el alfa nos permitirá vernos.

Yo lo dudaba mucho.

—Lo siento, querida. Pero debemos darnos prisa —nos interrumpió la señora Kala.

La ignoré y seguí mirando a mi madrastra.

—Todo irá bien, Rory —aseguró Montana—. Ve y prepara tus cosas. No queremos que el alfa se enfade.

Pensé en aquella posibilidad. Hacer que aquel hombre se sintiera molesto.

¿Qué diferencia habría? Después de todo, siempre parecía encontrarse en ese estado.

Aun así, asentí y me dirigí a mi habitación para empacar mis cosas, recogiendo todo lo que necesitaría en el futuro inmediato antes de dejar el lugar al que había llamado hogar.

Una vez que terminé, volví a bajar y capté parte de la conversación de la señora Kala y Montana.

—...¡la acusó de robo ayer mismo! ¿Por qué la quiere ahora allí como criada? —preguntaba mi madrastra.

—Realmente no lo sé, señora Craton. Me pregunté lo mismo cuando llegó la orden esta mañana, pero los deseos de un alfa son definitivos. Tenemos que acatarlos, por muy extraños que parezcan —respondió la señora Kala.

Me aclaré la garganta ruidosamente y las mujeres volvieron su atención hacia mí.

—Estoy lista... —anuncié.

—Perfecto. No hay tiempo que perder. Pongámonos en marcha —indicó la señora Kala. Se puso de pie y se dirigió a la puerta principal.

Le seguí, luego me detuve y me giré para mirar a mi madrastra por última vez.

—Todo saldrá bien, Rory. Recuerda que ésta siempre será tu casa —dijo Montana, tratando de parecer alentadora.

Corrí hacia ella y nos fundimos en un abrazo tan fuerte como fue posible.

—Echaré de menos discutir contigo —le dije. Las lágrimas corrieron incontrolablemente por mis mejillas, mojando sus hombros.

Soltó una ligera risa.

—Yo echaré de menos intentar despertarte por las mañanas —aseguró—. Cuídate, cariño.

Nos separamos y seguí a la gobernanta, no sin antes mirar por última vez hacia mi casa.

Continue to the next chapter of Odiada por mi Alfa

Descubre Galatea

Belle Island 1: La sirena más dulce¡Ayúdame, Alfa!Reina de los licántropos - NavidadHMSA: El maestro del metalUna propuesta inmoral: el desenlace

Últimas publicaciones

Mason - Spin-off: ImpulsoTres. El número perfecto - Bonus: Blanco y doradoEspíritu navideñoEn la cama con el vampiroTruco o trato picante