Rota - Portada del libro

Rota

Evelyn Miller

La torre del agua

LILY

―¿Qué más no has hecho? ―me pregunta Mason mientras nos sentamos fuera, en las sillas de la piscina, completamente vestidos.

―¿Qué quieres decir? ―pregunto, sentándome sobre mis nalgas y cruzando las piernas debajo de mí.

―¿Qué más has querido hacer que Kingsley no te ha dejado?

―Es estúpido, pero siempre quise subir a la torre de agua ―digo riéndome un poco.

―¿Nunca te has subido a la torre del agua? ―me pregunta, y niego con la cabeza―. ¿Cuál fue su excusa para no hacerlo? ―pregunta.

―Que es inmaduro y que no tiene sentido.

―Cuanto más hablas de él, más estúpido me parece ―dice, sentándose erguido.

―¿Sabes lo que pienso? ―me pregunta, y niego con la cabeza―. Todavía nos queda un mes de verano. Tú y yo vamos a hacer todo lo que él no te dejó hacer ―afirma con seguridad.

―Casi todo ―corrijo.

―¿Por qué no todo? ―Frunce el ceño.

―Hay cosas que no podríamos hacer ―digo vagamente.

Mason me mira con el ceño fruncido un momento antes de sonreír.

―Quieres decir cosas sexuales ―Se ríe entre dientes.

―¡Cállate! ―Me sonrojo y me tapo la cara con las manos.

―Estoy intrigado. ¿De qué se trata? ¿Anal?

―¡Dios mío, no! ―grito, sonrojándome más―. Solo algunas cosas básicas. ―Hago un gesto con la mano.

―¿Como...?

―Como besarnos en público, estar encima o chuparme… ―murmuro, esperando no tener que terminar la frase.

―¿Nunca te chupó? ―Mason jadea, mirándome como si acabara de decirle que tengo un gemelo malvado.

Sacudo la cabeza y miro hacia abajo.

―¿No te dejaba estar encima? Este tipo está seriamente jodido de la cabeza.

―En fin ―digo, dando una palmada―. ¿Hay algo que tú quieras hacer? ―pregunto, volviendo a mirarle.

―Siempre he querido saltar desde la cascada que hay a las afueras de la ciudad ―Sus mejillas se enrojecen ligeramente.

―Iré contigo ―digo aunque no tengo ni idea de lo que está hablando.

―Probablemente debería irme a casa ―dice Mason mientras se levanta y se estira―. Gracias por distraerme, princesa. ―Sonríe antes de desaparecer.

***

Dos días después de la visita de Mason, me despiertan unos golpes en la puerta.

Bajo las escaleras adormilada y abro la puerta; son Harry y Ava y parecen enfadados.

Empiezo a sentir ansiedad.

«Han descubierto que he quedado con Mason Cooper».

―¿Por qué no nos dijiste que habías roto con Oliver? ―pregunta Ava, dando un paso a mi alrededor para entrar.

―He roto con Oliver ―digo, relajando los hombros.

―¿Y por qué demonios nos hemos enterado esta mañana? ¿Y por él? ―dice mientras Harry me rodea los hombros con los brazos.

―¿Estás bien, cariño? ―pregunta mirándome.

―Estoy bien ―murmuro, sentándome en el sofá.

―¿Qué ha pasado? ―pregunta Ava de nuevo.

―Nos peleamos y rompimos ―miento. No quiero que todo el mundo sepa que me engañó. Seré el hazmerreír del instituto, y si se lo digo a Ava todo el mundo lo sabrá.

La amo, pero no es capaz de guardar un secreto.

―¿Por qué os peleasteis? Él no quiso decírnoslo ―Hace un mohín―. Leah me dijo que él se lo contó y se ha puesto de su parte ―añade.

―No es asunto de nadie ―digo bruscamente―. Nos peleamos. He roto con él. Fin de la historia ―digo, poniéndome en pie.

Me pongo unas mallas cortas y una camiseta sin mangas antes de calzarme las zapatillas de correr.

―Lily, nos preocupamos por ti ―dice Ava desde mi puerta.

―Lo sé. Es que no quiero hablar de ello ―Suspiro, esperando que lo dejen estar.

―Hablar de ello ayudará ―me dice suavemente mientras entra y me toca el hombro.

―Déjalo, Ava ―interviene Harry―. A ti no te hicimos hablar del divorcio de tus padres. No la obligues a hablar de esto ―lo dice serio, lo cual es raro. Él nunca habla en serio.

―Bien. Pero estoy aquí si me necesitas ―Resopla, poniendo los ojos en blanco―. ¿Vas a salir a correr?

―Sí ―confirmo. No pensaba salir a correr, pero quiero alejarme de esta conversación.

―¿Quieres compañía? ―pregunta Harry con una sonrisa triste.

―No, gracias. Solo quiero un rato a solas ―Cojo mi teléfono, las llaves y los auriculares.

―Vale, te mandaré un mensaje luego ―me dice, dándome un abrazo de oso―. Mándame un mensaje si quieres hablar o no ―me susurra al oído.

―Gracias, Harry.

​​―Vendré esta noche ―Ava sonríe, tirando de mí en sus brazos.

Le sonrió aunque es una sonrisa un poco forzada y los sigo afuera.

Veo cómo se suben al coche de Harry mientras yo me subo al mío y recorro la corta distancia que me separa del sendero.

Hay unos cuantos coches en el aparcamiento, y espero que no tarden en irse, así no tendré que ver a nadie.

Me dirijo lentamente hacia el comienzo del sendero mientras busco a tientas mis auriculares y pongo música a todo volumen.

Estiro un poco y empiezo a correr.

Al principio del verano, me propuse ser capaz de correr alrededor de todo el sendero sin parar, pero eso no está sucediendo. Tal vez al final del último año sea capaz de hacerlo.

A mitad de camino, reduzco la velocidad e intento calmar la respiración. Debería haber traído una botella de agua. Hace tanto calor que me arden los pulmones y tengo la boca muy seca.

Justo cuando estoy a punto de echar a correr de nuevo, una mano me toca el hombro, haciéndome dar un respingo.

Me quito los auriculares y me doy la vuelta, solo para encontrarme cara a cara con Mason que me mira divertido.

―Encantado de verte por aquí, princesa ―Sonríe. Tiene el pelo empapado de sudor y solo lleva unos pantalones cortos.

―¿Me estás acosando? ―pregunto y empiezo a andar de nuevo.

―Tal vez ―Se ríe, caminando a mi lado.

―Estaba pensando que podríamos ir a escalar la torre de agua esta noche ―dice despreocupadamente.

―¿Sí? ―pregunto, sintiendo que una sonrisa se apodera de mi cara.

―Y podemos escribir todo lo que quieras hacer ―Sonríe y le sorprendo mirándome las piernas.

―¿Vienes aquí a menudo? ―pregunto mientras pasamos corriendo al lado de una joven familia.

―Todos los días ―Suspira con tristeza―. ¿Y tú? ―pregunta, extendiendo la mano para ayudarme a sostenerme mientras rodeamos a la niña que lleva una Barbie desnuda.

―Cada dos días. Intentaba poder correr todo el sendero antes del comienzo de las clases.

―Todavía hay tiempo ―dice soltándome la mano.

―Sí, pero no va a pasar ―Me río.

―Solo tienes que venir a las seis, no hay nadie aquí a esa hora.

―¿A las 6 de la mañana? ¿Durante las vacaciones de verano? ―Resoplo.

―No está tan mal ​​―Se ríe mientras doblamos la última curva del sendero―. ¡Carrera! ―grita antes de echar a correr.

―¡No es justo! ―respondo y empiezo a correr. Me esfuerzo por alcanzarle, pero él entra en el aparcamiento unos metros antes que yo.

―Hiciste trampa ―Jadeo, tratando de recuperar el aliento.

―Eres rápida ―dice, respirando hondo y rápido―. Iba a ser suave contigo, pero joder, princesa ―Sacude la cabeza.

***

A las nueve de esa misma noche, estoy mirando por la ventana del salón esperando a que llegue Mason. En cuanto veo los faros de su coche, salgo corriendo y me subo directamente al asiento del copiloto.

―¡Eh! ―exclamo feliz.

―Alguien está motivada ―Se ríe mientras me pongo el cinturón de seguridad.

―Lo estoy ―Sonrío.

―¿Adónde les dijiste a tus padres que ibas? ―pregunta, aclarándose la garganta.

―A ningún sitio. Papá viaja por trabajo y mamá va con él ―le explico.

―Eso debe ser una mierda ―comenta y finalmente empieza a dar marcha atrás para salir de la calzada.

―Así es ―Suspiro―. Pero puedo hacer fiestas casi siempre que quiero ―añado con una sonrisa―. ¿Dónde les has dicho a tus padres que ibas?

―Solo dije que iba a salir ―murmura antes de quedarnos en un cómodo silencio.

―¿Esto es ilegal? ―pregunto mientras Mason se detiene en el campo que rodea la torre de agua.

―Quiero decir, técnicamente, sí ―dice mientras salimos de su coche―. No te vas a acobardar ahora, ¿verdad? ―me pregunta cuando me detengo, mirando hacia la escalera.

―No ―digo mordiéndome el labio.

―Vamos entonces ―me anima.

Me agarro al último peldaño y empiezo a subir. Una vez arriba, miro hacia abajo para ver a qué distancia está Mason y me sorprendo cuando lo veo justo detrás de mí.

―Guau ―digo, mirando las vistas. Se puede ver toda la ciudad desde ahí arriba.

―Una locura, ¿verdad? ―dice Mason, sentándose y deslizando las piernas por la barandilla. ―Hay tanto silencio aquí fuera ―susurro. No oigo el tráfico ni a la gente. Solo oigo nuestra respiración y los grillos.

―Dime, princesa, ¿qué más no te ha dejado hacer el loco de tu ex novio? ―me pregunta, sosteniendo su teléfono entre las manos. Parece que quiere decir algo más, pero no lo hace mientras me siento a su lado.

―Fumar hierba ―suelto y luego me sonrojo.

―Fumar hierba ―repite mientras teclea en la aplicación de notas de su teléfono―. Siguiente ―dice, mirándome.

―Hacerme un piercing en la nariz.

―No me voy a hacer un piercing en la nariz ―Sus ojos se abren de par en par.

―No hace falta ―Me río, imaginándomelo con uno.

―Pero iré contigo ―dice, añadiéndolo a la lista.

―Siempre quise probar ese filete de dos kilos que hay a las afueras ―murmuro.

―Vale, comerte un filete gigante ―Sonríe.

―Beber una botella entera de vino directamente de la botella.

―Beber vino de la botella ―repite.

―Dejar el equipo de animadoras ―susurro, y él levanta una ceja pero no dice nada mientras teclea.

―Eso es ―le digo, mirando por encima de su hombro la nota que ha escrito―. Añade también la cascada ―le digo, cosa que hace―. ¿Por qué haces esto por mí? ―no puedo evitar preguntar.

―Distracción ―responde, mirando las luces de la ciudad.

―¿De qué? ―susurro.

Percibo una expresión de dolor mientras cierra los ojos.

―Mi hermano murió el mes pasado ―susurra.

―Lo siento ―susurro.

―No es culpa tuya ―murmura, abriendo los ojos. Aunque está oscuro, veo que se le llenan los ojos de lágrimas.

―Me alegra ser tu distracción ―le digo, apoyando la cabeza en su hombro.

―Gracias, princesa ―me susurra, poniendo su cabeza sobre la mía―. ¿De verdad vas a dejar el equipo de animadoras? ―pregunta, aclarándose la garganta.

―Está en la lista, así que tengo que hacerlo ―bromeo―. Pero sí, lo odio ―Suspiro.

​​―¿Sabes algo de Kingsley? ―pregunta Mason, levantando su cabeza de la mía.

―Me ha mandado un par de mensajes queriendo explicarse ―respondo, levantando también la cabeza―. Aunque le estoy ignorando ―añado, mirando las luces.

―¿Estás nerviosa por volver al instituto? ―pregunta en voz baja.

―Más o menos. ¿Y tú? ―Suspiro. La gente va a cotillear sobre lo que ha pasado entre Oliver y yo, y si dejo el club de animadoras, será peor.

―Sí. He visto a algunas personas y me han mirado con, no sé, lástima. Lo que me cabrea. Y gente con la que nunca he hablado se me ha acercado a decirme que lo siente por lo de mi hermano.

»No creo que tenga paciencia para tratar con ellos ―añade, sacudiendo la cabeza.

―¿Y tus amigos? ―le pregunto. No puedo ni imaginar por lo que está pasando.

―Intentan tratarme igual, pero es como si tuvieran demasiado miedo de hacer una broma a mi alrededor.

―¿Tienes sentido del humor? ―Jadeo, poniéndome la mano en el pecho.

―Muy gracioso, princesa ―exclama antes de esbozar una sonrisa divertida.

Siguiente capítulo
Calificación 4.4 de 5 en la App Store
82.5K Ratings
Galatea logo

Libros ilimitados, experiencias inmersivas.

Facebook de GalateaInstagram de GalateaTikTok de Galatea