Galatea logo
Galatea logobyInkitt logo
Obtén acceso ilimitado
Categorías
Iniciar sesión
  • Inicio
  • Categorías
  • Listas
  • Iniciar sesión
  • Obtén acceso ilimitado
  • Asistencia
Galatea Logo
ListasAsistencia
Hombres lobo
Mafia
Multimillonarios
Romance abusón
Slow burn
De enemigos a amantes
Paranormal y fantasía
Picante
Deportes
Universidad
Segundas oportunidades
Ver todas las categorías
Valorada con 4,6 en la App Store
Condiciones de servicioPrivacidadImpronta
/images/icons/facebook.svg/images/icons/instagram.svg/images/icons/tiktok.svg
Cover image for Instituto Saint-Rock 3

Instituto Saint-Rock 3

Rebobinar la noche

BRUCE

—¿Quién es? —gruño al teléfono. Mi voz suena ronca por el sueño. Echo un vistazo al reloj de la mesita: la una de la madrugada. Estoy a punto de colgar cuando oigo una voz conocida.

—Eh, perdona, no sé ni por qué llamé... —la voz suena suave e insegura. Es Alice.

—¿Alice, eres tú? —pregunto, suavizando el tono. Me muerdo la lengua para no llamarla «cariño» en voz alta. Me pregunto si se habrá dado cuenta.

Oigo mucho ruido de fondo. Me froto los ojos, intentando espabilarme.

—¿Dónde estás? ¿Estás bien? —pregunto, más preocupado por ella que por mi sueño interrumpido.

—¡Estoy en Puzzle13! —dice, con voz achispada. Recuerdo que Levi mencionó ese sitio.

—Perdón por despertarte. No sé ni por qué llamé... adiós —suena borracha y no puedo dejarla así. Me levanto y empiezo a vestirme a toda prisa.

Hay algo especial en Alice. Nunca había sentido esto por nadie. Sus ojos azules brillantes fueron lo primero que me cautivó de ella.

He intentado no sentir nada, diciéndome que es demasiado joven, que no se fijaría en alguien como yo.

Mientras conduzco hacia Puzzle13, me irrito con el tráfico. ¿Cómo puede haber tráfico a estas horas en un pueblo pequeño? O quizás solo tengo prisa por llegar a Alice.

Cuando por fin llego, la busco hasta que la veo en la barra, charlando con un tipo. ¡Vaya por Dios! Tal vez no debería haber venido, pero no puedo dejarla ahí tirada.

Decido sentarme cerca, solo para asegurarme de que esté bien.

—Ya sabes, siendo un ángel y todo eso... Porque una mujer tan hermosa como tú debe ser un ángel —el tipo se está pasando de la raya. No puedo evitar reírme de su patético intento de ligar.

Alice suena molesta, lo que me alivia un poco.

—¿Qué guapo? Sé que yo soy guapo. Tú y yo somos personas atractivas, podríamos hacer algo al respecto —el tipo sigue dando la lata, sin darse cuenta de que a ella no le hace ni pizca de gracia.

Ya está bien.

—¿Cómo te llamas? —le pregunta Alice. Siento una punzada de celos. ¿Le gusta? No quiero ver esto.

—Dillon, Stuart Dillon —dice. Observo cómo reacciona Alice. Parece molesta, lo que me tranquiliza un poco. Decido intervenir.

—Hola, cariño. Perdona el retraso. Estaba liado con el trabajo —miento, sin importarme que sea un engaño. Me pregunto si Alice me seguirá el juego.

—No pasa nada, amor, lo entiendo —ella me sigue la corriente, lo que me hace sentir mejor. No puedo evitar sonreír para mis adentros.

Miro a Dillon de una manera que claramente dice «lárgate». Sueno como un novio celoso, lo cual no soy.

Dillon por fin capta la indirecta y se larga. —Siempre lo mismo, siempre lo mismo —dice mientras va a molestar a otra.

—¿Qué haces aquí? —pregunta Alice, suena enfadada. Puedo notar que desea no haberlo dicho así.

—Me preocupé por ti después de tu llamada. Así que vine a recogerte y llevarte a casa —digo, intentando sonar normal.

Alice se levanta y camina hacia mí. Agarra mi abrigo, sus ojos me miran de una manera extraña.

—¿Por qué siempre eres tan bueno conmigo? —pregunta. Ya no puedo contenerme de tocarla. Extiendo la mano y acaricio su mejilla, mi pulgar roza su suave piel.

Quiero besarla, olvidar todo lo demás. Pero puedo oler el alcohol en su aliento. La besaré cuando no esté borracha.

—Porque estaba preocupado por ti. Eso es todo —digo, intentando que mi voz suene firme.

No espero a que diga nada. Tomo su mano y la guío fuera del bar. Llegamos a su casa y la ayudo a salir del coche.

Abro su puerta y vemos un gato gris. —Hola, minino. No te preocupes, solo estoy aquí para ayudar a Alice —digo, sonriendo al gato.

—Alice, ¿dónde está tu habitación? —pregunto, dándome cuenta de cómo puede sonar eso. Ella me mira y sonríe.

—¿Por qué? ¿Me quieres? —pregunta, con voz juguetona. La deseo más que nada en el mundo.

Empieza a bailotear a mi alrededor, guiándome a su habitación. Me recuerdo constantemente que es porque está borracha, no porque realmente me desee.

Alice se queda frita en cuanto se tumba. Beso su frente y le digo buenas noches en voz baja.

—Buenas noches, Scott —dice dormida. ¿Scott? ¿Quién demonios es Scott? Miro alrededor de su habitación y veo un portarretratos. Ese debe ser él.

Arropo a Alice con una manta y salgo de su habitación, con el gato pisándome los talones. Pongo una alarma en mi móvil, planeo irme antes de que despierte. Me aseguraré de que esté bien, aunque Scott no esté aquí para hacerlo.

El sol aún no había salido cuando me desperté. Pensé en prepararle el desayuno antes de irme, sabía que probablemente tendría una gran resaca después de beber así.

Escuché un ruidito de su habitación, así que me apresuré a terminar de cocinar antes de que me pillara. Dejé su desayuno en la mesa con una nota explicando por qué estaba allí.

Pero entonces caí en la cuenta de que ella tenía a alguien más en su vida. No se sentía bien quedarme más tiempo.

Supe entonces que tenía que dejar de intentar estar con ella.

Continue to the next chapter of Instituto Saint-Rock 3

Descubre Galatea

Clementine (español)La profecía: la historia de los Reyes Alfa y LunaLos alfas de Bosque del SurCharlotte y los 7 de la fraternidadEntre sombras

Últimas publicaciones

Mason - Spin-off: ImpulsoTres. El número perfecto - Bonus: Blanco y doradoEspíritu navideñoEn la cama con el vampiroTruco o trato picante