Galatea logo
Galatea logobyInkitt logo
Obtén acceso ilimitado
Categorías
Iniciar sesión
  • Inicio
  • Categorías
  • Listas
  • Iniciar sesión
  • Obtén acceso ilimitado
  • Asistencia
Galatea Logo
ListasAsistencia
Hombres lobo
Mafia
Multimillonarios
Romance abusón
Slow burn
De enemigos a amantes
Paranormal y fantasía
Picante
Deportes
Universidad
Segundas oportunidades
Ver todas las categorías
Valorada con 4,6 en la App Store
Condiciones de servicioPrivacidadImpronta
/images/icons/facebook.svg/images/icons/instagram.svg/images/icons/tiktok.svg
Cover image for Mi sugar daddy millonario

Mi sugar daddy millonario

Infieles

KIANA

—¡Disculpe! —exclamé, sorprendida.

—Sólo dame la tarjeta y lárgate —contestó él con impaciencia.

¡Vaya modales los de este tipo! Era tan arrogante como guapo, lo cual me sentó como una patada en el estómago.

—Parece que ya tienes tarjetas de sobra para toda la fiesta —le solté, dando un trago a mi martini y decidiendo pasar de este ricachón engreído.

—Mira, me importas lo mismo que este montón de tarjetas —dijo con voz fría, apartándolas.

—Estupendo. Porque lo único que quería era estar tranquila sin que nadie me diera la lata. Así que, si te quedas calladito, yo haré lo mismo, y podemos hacer como si estuviéramos solos —respondí.

Noté su mirada mientras terminaba de hablar. Lo miré y parecía desconcertado, como si no estuviera acostumbrado a que le plantaran cara. ¿Es que nadie le había dicho que no antes?

Sus ojos azules, tan bonitos como el mar en calma, me escudriñaron.

—¿Cómo te llamas? —preguntó, con un tono algo menos borde. Su voz era grave y suave, con un toque ronco.

—Eso da igual.

—¿Te haces la interesante? —Se rio, y sonó de muerte.

Sentí un cosquilleo en el estómago. Me contuve de responder. Estaba intentando picarme.

—Jade —dije sin más.

—Te pedí tu nombre de verdad, no uno falso —dijo, sonando mosqueado. Este tío era un maleducado.

—Como te dije, es Jade. Es lo único que necesitas saber —respondí, dando otro sorbo—. ¿Por qué te importa?

—Simple curiosidad —dijo, sonriendo de una forma que me derritió. Su sonrisa era tan contagiosa como la de un niño pequeño.

—La curiosidad mató al gato —dije. Al mirar a otro lado, vi a alguien conocido con un vestido azul acercándose.

—¡Te he estado buscando por todas partes! —exclamó Mia—. Perdona por dejarte tirada. Tenía que hacer unas cosillas del trabajo —dijo con una sonrisa que no parecía muy sincera.

—No pasa nada —le dije, fingiendo alegría de verla.

Mia miró fijamente al hombre a mi lado, con aire calculador.

—Soy Paris. Si alguna vez necesitas compañía, estoy disponible —le dijo, guiñándole un ojo y dejando una de sus tarjetas junto a él. Ni siquiera la miró.

—Venga, vamos a bailar —dijo Mia, agarrándome de la mano y arrastrándome lejos del sofá.

No pude evitar echar un vistazo atrás hacia el hombre. Me pilló haciéndolo. Una sonrisa pícara se dibujó en su cara mientras esos ojazos azules seguían clavados en mí.

CHASE

Ella fue la primera mujer de la noche que no me dio su tarjeta. Qué extraño. Algo en eso me llamó la atención.

Me fijé en una cicatriz en su clavícula. Intentaba ocultarla con su melena castaña dorada, pero no se me pasó por alto. Parecía antigua, quizás de cuando era pequeña.

La vi marcharse con su amiga. Ojalá se hubiera quedado un rato más.

Era preciosa, con una figura espectacular. Cintura estrecha y caderas de infarto. El vestido rojo le sentaba de maravilla con su piel bronceada. Tenía unos labios carnosos y unos ojos de un verde que jamás había visto.

Al mirarla, sentí una punzada de pesar por no estar soltero. Pero cuando estoy con alguien, soy fiel. No soporto a los infieles. Mi padre le puso los cuernos a mi madre hace años, y vi lo mucho que la destrozó.

—Eh, tío. Pensaba que te habías largado —dijo Lucas saliendo de entre la multitud.

—¿Por qué has tardado tanto? —pregunté, sonando molesto.

Lucas era el único motivo por el que estaba aquí.

No me van las fiestas a menos que sea inevitable, pero por Lucas vendría. Somos amigos desde críos, y es la única persona fuera de mi familia en quien confío de verdad.

Conozco a muchos farsantes en mi trabajo, pero tengo buen ojo para ver quién es auténtico. Lucas es de los pocos que lo son.

—Acabo de terminar. ¿Listo para irnos? —preguntó.

—Sí —dije.

Al levantarme, volví a ver a la misma mujer de antes. Estaba en medio de la pista, contoneándose bajo las luces parpadeantes, rodeada de gente.

Jade.

Sus caderas se movían al son de la música, con su trasero siguiendo el ritmo a la perfección. Un tío intentó bailar con ella, pero lo mandó de paseo. Me reí.

—¿De qué te ríes? —preguntó Lucas, mirando alrededor para ver qué observaba.

—Nada —dije rápido antes de ir hacia la salida.

***

Después de dejar a Lucas en su casa, fui a mi ático. Estaba en lo alto del edificio y tenía unas vistas increíbles de la ciudad, por eso me encantaba.

Al entrar, vi dos copas de vino en la barra. Una tenía marcas de pintalabios rosa, de Joanna. La otra debía ser de su amiga, pero no me había dicho que vendría alguien.

Mientras iba al dormitorio, oí la voz de un hombre.

Se me revolvió el estómago al abrir la puerta y ver a Joanna, mi novia, encima de otro tío en mi cama. Estaba desnuda, moviéndose arriba y abajo sobre él.

Sus ojos marrones se abrieron como platos al verme. Se bajó del tío a toda prisa y se tapó con una sábana.

—Pensé que no volverías hasta dentro de una hora —dijo.

—¿Así que creíste que estaba bien follarte a otro en mi casa, en mi cama? —grité. Estaba que echaba humo. Todo lo que veía era rojo.
Continue to the next chapter of Mi sugar daddy millonario

Descubre Galatea

Sí, señor KnightMás allá de tiPropiedad de los alfasCorreEl anhelo de Reaper: El desenlace

Últimas publicaciones

Mason - Spin-off: ImpulsoTres. El número perfecto - Bonus: Blanco y doradoEspíritu navideñoEn la cama con el vampiroTruco o trato picante