Su preciada posesión - Portada del libro

Su preciada posesión

Elfy G

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Chapter
15
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18+

Sinopsis

—Si crees que voy a dejar que entres aquí sin más, no te equivocas —dice Owen, mirándome con desdén.

—¿Qué quieres? —digo mientras me aclaro la garganta.

Inclina la cabeza hacia mí hasta que nuestros labios están cerca.

—Un beso.

Taylor Walker tiene una vida sencilla y feliz con su novio. Hasta que empiezan a aparecer grietas en su relación. Mientras tanto, su nuevo vecino, Owen Blake, es frío, distante y de todo menos amable. Decidida a traspasar su duro exterior, la curiosidad de Taylor choca con el deseo de Owen de mantener las distancias. Pero cuando circunstancias inesperadas la obligan a depender de él, su dinámica da un giro acalorado. Owen pone sus propias condiciones para ayudarla, lo que hace que Taylor se cuestione todo lo que creía saber sobre el amor y el deseo. ¿Podrá manejar las chispas entre ellos o se quemará?

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44 Capítulos

El nuevo vecino

TAYLOR

Subo las escaleras hacia mi apartamento, agotada después del trabajo. Lo único que anhelo es quitarme los zapatos y sumergirme en la cama.

Voy absorta en mis pensamientos cuando, de repente, una voz potente me sobresalta.

—¡Cuidado!

Me detengo en seco. El corazón me da un vuelco.

Alzo la mirada y me encuentro con mi nuevo vecino. Mi nuevo y atractivo vecino.

Contengo el aliento y noto cómo el rubor tiñe mis mejillas. Espero que no lo perciba.

Lo he visto algunas veces, pero aún no he cruzado palabra con él. Trabajo en un restaurante, así que se me da bien tratar con desconocidos. Me gusta la gente.

Sin embargo, hay algo en su actitud —tan serena y seria— que lo hace difícil de abordar.

Lleva el pelo corto, al estilo militar, y unos ojos azules intensos que no pasan inadvertidos. Tiene tatuajes en el cuello que se pierden bajo su camisa.

¡De cerca está aún mejor!

Me reprendo a mí misma. «¡Que tienes novio, Taylor!»

Retrocedo un paso para mantener las distancias.

Me aclaro la garganta y le tiendo la mano. Sonrío amablemente.

—Hola, soy Taylor Walker —digo, intentando sonar simpática sin parecer tonta—. ¿Y tú?

Me mira como si le molestara hablar conmigo.

—No me molestes —dice con voz áspera y pasa de largo subiendo las escaleras.

«Vaya modales». Sigo subiendo hasta mi piso.

Al llegar a mi apartamento, echo un vistazo al correo.

—Facturas. Facturas. Facturas —murmuro para mis adentros.

Ya las miraré luego. Ahora necesito un café antes de arreglarme para mi cita con Elliot.

Me encanta el café. Necesito al menos cuatro tazas al día, incluso en los días buenos.

Mientras preparo mi café, cojo un vaso de papel.

No sé si hacer café para un vecino que no conozco es buena idea, pero quiero ser amable después de lo de las escaleras.

Me pregunto si le gustará con azúcar o leche. Tiene pinta de tomarlo solo.

Me pongo nerviosa al salir de mi apartamento.

«¿Por qué estoy haciendo esto?», me pregunto mientras me acerco a su puerta, que está al lado de la mía.

Me aclaro la garganta y llamo.

No contesta nadie.

Vuelvo a llamar.

—¿Qué coño quieres? —dice en voz alta, abriendo la puerta de golpe.

El corazón me da un vuelco —quizá sea por sus ojos azules, que me miran como si pudieran ver dentro de mí.

Intento sonreír, aunque estoy nerviosa.

—Solo quería darte la bienvenida al edificio —digo, ofreciéndole el café.

Le da una calada a su cigarro y me mira de arriba abajo.

—¿Has venido porque quieres echar un polvo?

Me quedo tan pasmada que apenas puedo hablar.

—¿Qué? ¡No! —casi grito.

Se ríe de mi reacción.

—Ya me parecía —. Empieza a cerrar la puerta.

—Espera. Al menos dime cómo te llamas —digo, sin darme por vencida. Me pongo la mano en el pecho, haciéndome un poco la dramática—. No me digas que un tiarrón como tú le tiene miedo a una cosita como yo —. No puedo evitar picarle.

Soy muy bajita y él es muy alto. Es como un armario empotrado.

Me coge el café de las manos.

—No le tengo miedo a nada. Gracias por el café, guapa —. Luego me cierra la puerta en las narices.

¡Esto ya es el colmo!

No puede cogerme el café así por las buenas y no contestar a mi pregunta.

Vuelvo a llamar a su puerta, más fuerte esta vez.

—¡Déjame en paz, joder! —dice con voz cabreada mientras abre la puerta otra vez.

Niego con la cabeza, sin moverme del sitio.

—No hasta que me digas cómo te llamas. Es de buena educación.

—No me vas a dejar tranquilo, ¿verdad? —dice, con voz cansada—. Owen Blake. ¡Y ahora largo!

La puerta se cierra de un portazo otra vez.

«Alguien se ha levantado con el pie izquierdo hoy».

No puedo evitar sonreír mientras vuelvo a mi apartamento. Siento que he ganado, y ahora sé cómo se llama mi nuevo vecino: Owen Blake.

Miro el reloj. «¡Uy! Voy a llegar tarde a mi cita con Elliot».

Me tomo el café a toda prisa y corro al baño para darme una ducha rápida.

Elliot y yo llevamos más de un año juntos. Él quiere que me vaya a vivir con él, pero no estoy lista para renunciar a mi independencia o a mi apartamento.

Después de la ducha, me quedo mirando el armario pensando qué ponerme. Me decido por mi vestido verde de fiesta y zapatos negros de tacón. Me maquillo un poco.

Suena el teléfono desde la cocina y veo que es Elliot.

—Hola, Elliot.

—Hola, cariño. Lo siento, pero tengo que cancelar nuestra cita. Ha surgido un problema en el trabajo.

Suspiro. No es la primera vez que pasa —los problemas de trabajo se han vuelto cada vez más frecuentes últimamente.

—Podríamos quedar mañana en su lugar —dice.

—Vale.

—Lo siento mucho, pero tengo que colgar. Te veo mañana —. Cuelga antes de que pueda despedirme.

Me he arreglado para nada.

Necesito pensar.

Cojo mi chaqueta y subo a la azotea. Es mi sitio favorito para reflexionar.

Al llegar, miro al cielo. La luna está llena y preciosa esta noche.

Oigo un ruido y al girarme para ver qué es, me llevo un susto de muerte al ver una sombra cerca.

—Tranquila, guapa. Solo soy yo —. Owen sonríe mientras se acerca a mí.

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