Grayson - Portada del libro

Grayson

Lisa Seven

Capítulo 3.

GRAYSON

No tenía intención de mirar en la habitación de Kassia al volver. Solo iba al baño a darme una ducha rápida. Pero entonces la oí pronunciar mi nombre. La vi en su cama con el vestido subido por encima de las rodillas y sus pechos al descubierto. Aquello sí que fue una grata sorpresa.

Creía que Kassia era una de esas chicas buenas. De las que se sonrojan al tocarse. Pero vi esa expresión en sus preciosos ojos color avellana cuando nos conocimos. Y la volví a notar después de que me viera desnudo. Reconocía perfectamente ese tipo de mirada.

Normalmente, no me importaba. Me facilitaba conseguir lo que quería. Pero ella era mi hermanastra. No debería desearla, y las chicas buenas no solían ser mi tipo. Pero me equivoqué con ella.

Para qué engañarme. Cuando me mudé y la conocí, me había imaginado muchas veces cómo sería verla sin ropa. Sus labios carnosos eran bonitos, pero sus piernas delgadas y fuertes eran lo que realmente me atraía. Era muy sexy, aunque un poco tímida para mi gusto.

La vi meterse dos dedos. Los movía dentro y fuera mientras decía mi nombre. Jamás olvidaré cómo se acariciaba los pechos arriba y abajo.

Se quedó muy sorprendida al verme allí parado. Si no hubiera estado tan excitado, me habría reído.

Mientras me acercaba, quería más. Deseaba tenerla debajo de mí. Quería ver su cara de cerca cuando gritara mi nombre y tuviera un orgasmo.

—¿Qué? —preguntó en voz baja, con un tono de incredulidad evidente.

Mi lado dominador tomó el control. Me alegré al ver sus ojos agrandarse. Sonreí.

—Ya me has oído, Kassia —dije apartándole un mechón castaño oscuro detrás de la oreja—. Abre las piernas para que pueda lamerte.

Pensé en tirar de ella hasta el borde de la cama y quitar lentamente la colcha de flores. Haría que abriera las piernas todo lo que pudiera antes de hundir mi cara entre sus muslos.

Imaginé sus dedos enredándose en mi pelo mientras se sacudía contra mi boca. Volvería a decir mi nombre hasta correrse. Luego la pondría boca abajo y la haría gritar más.

Se lamió los labios y desvió la mirada. Abrazó sus rodillas con fuerza. Parecía inocente, pero no me engañaba. Sabía lo que quería.

—Grayson, solo ha sido un sueño —susurró—. Eres mi hermanastro. No podemos hacer eso. Está mal.

Sonreí. No iba a poder contenerme con la erección que tenía. Y aunque sabía que tenía razón, eso me hacía desearla más.

Además, no éramos realmente familia. Y no planeaba quedarme después de terminar el instituto. Me iría por mi cuenta y nunca la volvería a ver. Los lazos familiares no me importaban demasiado.

De repente, vivir aquí no me parecía tan mala idea. Había estado esperando a que empezara el instituto para encontrar un ligue.

«Parece que no tendré que esforzarme tanto después de todo».

—Lo que tú digas, Kassia —dije mientras me giraba y entraba al baño.

Podía ser paciente. Ahora, ya sabía que estaba fantaseando conmigo. Solo haría falta un poco de persuasión para que se dejara llevar. Y estaba dispuesto a esperar; sabía que al final estaría donde yo quería que estuviese.

Cerré la puerta tras de mí. No podía dejar de pensar en ella tocándose. Me quité la ropa, la tiré al cesto y abrí la ducha.

Entonces vi sus cosas perfectamente apiladas en la cesta de la ropa sucia; me fijé en algo en particular: unas bragas negras de encaje.

Las cogí, me las llevé a la cara y las olí. Su aroma me excitó aún más.

«Un poco de estímulo no me vendría mal. Necesito relajarme».

Me metí bajo el agua tibia con sus bragas aún en la mano. Las olí de nuevo mientras me cogía el pene con la otra mano. No me cansaba de ese olor.

Mi mano se movió rápido a lo largo de mi pene. Pensar en ella en su cama me hacía desearla más. Cada vez me masturbaba con más intensidad mientras me imaginaba lo que le haría.

«Dios, si solo imaginándomelo es tan increíble, ¿cómo será follármela como quiero?».

—Kassia… —susurré mientras mi mano se movía más rápido. Estaba a punto de correrme.

Envolví su ropa interior alrededor de mi pene. La sensación de tener su encaje mojado me excitó aún más. Me estaba corriendo en ellas mientras decía su nombre en voz baja.

«Me pregunto si puede oírme. Si le excitará saber que yo también estoy pensando en ella».

Mientras mi pulso se ralentizaba, sonreí. Dejé que el agua caliente fluyera sobre mi cuerpo, limpiando el semen de sus bragas mientras seguían alrededor de mi pene.

«Pronto, Kassia. Pronto esto será más que una simple fantasía».

Siguiente capítulo
Calificación 4.4 de 5 en la App Store
82.5K Ratings
Galatea logo

Libros ilimitados, experiencias inmersivas.

Facebook de GalateaInstagram de GalateaTikTok de Galatea