Sabelotodo - Portada del libro

Sabelotodo

Sir Ellious

Capítulo 4

Ava

Los dos nos quedamos en el pasillo sin decirnos una palabra, mi rabia está a flor de piel mientras Hunter mira divertido mi estado. Juro que él saca lo peor de mí.

Con mi enfado empezando a calmarse poco a poco, observo cómo Hunter echa un vistazo al lugar, mira las fotos de la pared y sonríe. Una sonrisa de verdad, no una sonrisa estúpida.

Me quedo allí e hipnotizada por él, es muy interesante de mirar y además está bueno, así que para mí es beneficio indudable.

Me alegro de que mi madre no esté en casa. Si estuviera, haría muchas preguntas para las que yo no tendría respuesta y toda la situación se volvería incómoda para las dos.

Nunca he traído a un chico a casa antes, así que sé que estaría muy emocionada por mí y bastante enfadada por no haberle avisado antes, porque sé que querría causarle una buena primera impresión para que cualquier estrés y ansiedad por conocerla se esfumaran.

Aunque sólo fuera un desconocido de mi colegio.

Mira a su alrededor unos segundos más hasta que sus ojos se posan en mí, me sostiene la mirada y puedo sentir que me pierdo en sus ojos verde esmeralda que me recuerdan a un bosque.

—Ava —pronuncia mi nombre apenas susurrándolo, pero puedo oírlo alto y claro ya que tiene toda mi atención. Me encanta cómo dice mi nombre.

Suena tan bien la forma en que lo dice, la forma en que sale de su lengua.

Le sonrío, supongo que es hora de saber por qué está aquí. Respirando profundamente me preparo para cualquier cosa que vaya a decir.

—Hunter, no quiero ser grosera ni nada, pero ¿por qué estás aquí?.

No dice nada durante un rato y me temo que he sido demasiado impulsiva al decirlo tan claramente, sólo sigue mirándome a los ojos y puedo ver los engranajes que giran en su cabeza mientras piensa en la mejor manera posible de decir lo que sea que tenga que decir.

—Mira, ¿podemos hablar en un lugar más, no sé, cómodo? —pregunta. Asiento y le hago un gesto para que me siga, ya que no hay nadie en casa podemos subir.

Sé lo que estáis pensando, pero no, la idea de que haga algo así me repugna; claro, está bueno, pero eso es todo.

Es un imbécil y un ventajista, probablemente tenga algún tipo de enfermedad de transmisión sexual por la forma en que ha ido acostándose con casi todas las chicas del instituto.

Subimos las escaleras y me siento en mi cama, él me sigue y se sienta a mi lado como si fuéramos viejos amigos; frunzo el ceño ante su comportamiento pero no me mira.

Está mirando mi habitación y levanta una ceja al ver todos los palitos de helado y pañuelos de papel que están tirados en el suelo en un completo desorden.

—¿Qué? —digo inocentemente antes de abofetearme mentalmente y recordarme que debo recogerlos todos más tarde.

Sé lo que está pensando, que soy una cerda codiciosa y una llorona, pero ahora mismo no me importa lo que la gente piense de mí. Bueno, sí me importa, pero estoy tratando de que no me afecte.

Tengo que ser más fuerte y tratar de no dejar que mis emociones se manifiesten, pero es difícil porque sé que soy una persona sensible, y ocultar mis emociones a la gente es muy difícil.

Me mira y veo que hay algo grabado en su cara, pero no puedo decir qué es. Sin embargo, desaparece tan rápido como llega.

—Ava, he visto el vídeo... —hace una pausa, esperando a ver mi reacción, su voz es suave como si tratara de hacer esto lo más fácil posible.

Asiento, pero hay lágrimas en mis ojos. Miro hacia otro lado porque no quiero parecer débil frente a alguien como él, que es fuerte y nunca deja traslucir sus emociones.

—Quiero ayudarte —continúa. Hay un silencio total mientras registro las palabras que acaba de decir. Para la moto, ¿Hunter Black acaba de decir que quiere ayudarme?

A mí, entre todas las personas del instituto. Tiene que haber algo en esto para él porque no lo haría por la bondad de su corazón; de hecho, estoy bastante segura de que ni siquiera tiene uno en el pecho.

Mi cabeza se dirige hacia donde está sentado, mientras le miro con los ojos muy abiertos, pero él sigue sin prestar atención a mi reacción.

—Sé que te debe de gustar ser invisible porque así la gente no se fija en ti y te acosan menos, pero ya no puedes, así que te ofrezco la oportunidad de abandonar las sombras y salir a la luz sin que la gente se burle de ti. La única forma de hacerlo es siendo mi falsa novia. Me quedo mirándole fijamente antes de estallar en carcajadas.

Tengo que admitir que ha sido una broma bastante buena, aunque parezca increíble. Hunter se limita a mirarme confundido con las cejas fruncidas.

—Dime, ¿dónde se esconde esta vez la gente de las cámaras? Esto es divertidísimo. ¿Estaban esperando que dijera que sí?

—Guau, tengo que reconocerlo: casi me pillas —mis palabras salen entre risas y no estoy segura de que me haya oído, pero no puedo dejar de reírme.

Él sólo sacude la cabeza y me pone la mano en los hombros obligándome a dejar de reír. Miro fijamente su rostro inexpresivo mientras intento interpretarlo.

—Ava, estoy hablando muy en serio —insiste. Le miro fijamente con los ojos muy abiertos. Debe de estar bromeando; tiene que ser así. Hunter nunca tiene citas. Nunca.

Ni siquiera ha salido con Jessica, a pesar de que ella va por ahí diciendo a todos que están saliendo.

—Hunter, tú nunca sales con nadie, ¡eres el mayor dandi que hay en el instituto! ¿Por qué crees que confiaría en ti y aceptaría salir contigo? —planteo. Me mira fijamente antes de responder.

No es mi culpa que no quiera escuchar la verdad, sólo estoy exponiendo los hechos.

—Mira, Ava, no puedes juzgarme, no conoces mi historia al igual que yo no conozco la tuya. Tengo mis propias razones para ayudarte y estoy seguro de que tú tendrás las tuyas para aceptar y aprovecharte de esta oferta —señala. Siento que la culpa me invade al darme cuenta de que tiene razón.

No lo conozco y no sé su historia, así que no tengo derecho a juzgarlo. Pero no puede pensar que voy a decir que sí a la primera de cambio.

—Lo siento. Sin embargo, no he aceptado el trato todavía, así que espera ——le digo, y su mirada se endurece ligeramente antes de soltarme los hombros y apartarse de mí para decidir su próximo movimiento.

Entonces, ¿qué dices, quieres ser mi novia falsa? —plantea. Me lo pienso antes de hacer la única pregunta que me ronda por la cabeza.

—¿Qué sacas tú de esto? —inquiero. Su mirada se intensifica mientras se inclina más hacia mí. Así de cerca puedo ver las ligeras pecas de su nariz cubiertas por su bronceado. Sus ojos deslumbrantes son muy cautivadores.

Siento que podría perderme en sus ojos, esos ojos profundos como la floresta.

Se inclina hacia mí y pone su boca justo al lado de mi oreja, puedo sentir su aliento caliente abanicando mi pabellón auricular y mi cuello. Está haciendo que partes desconocidas de mi cuerpo experimenten un cosquilleo inesperado.

Puedo sentir los escalofríos que me recorren la columna vertebral, haciendo que todo mi cuerpo cobre vida.

—Serás mía —explica. Su voz es suave, pero contiene una orden, y jadeo ante sus palabras.

No parece que esté bromeando y me siento vulnerable a su lado.

Sé que no puedo acercarme tanto a él, soy lo suficientemente inteligente como para saber que si fuese suya solo conseguiría que se acostara conmigo y me dejara el corazón roto por haber sido tan estúpida como para enamorarme de él y dejar que se aprovechara de mí de esa manera.

No puedo volver a pasar por ningún tipo de dolor ese tipo, que nunca había experimentado; es lo suficientemente malo como para no poder hacerlo. Sacudo la cabeza y el ceño fruncido se apodera de sus rasgos.

Todavía hay lágrimas burbujeando en mis ojos, a punto de desbordarse. Me mira fijamente a los ojos antes de murmurar las palabras de despedida.

—Nadie me dice que no, princesa, y tú no eres una excepción. Nadie me dice que no y se sale con la suya —zanja. Y abandona mi casa dando un portazo.

Me quedo congelada durante lo que parecen horas hasta que me doy cuenta de que Hunter podría hacer de mi vida un infierno, mucho más que Jessica

¿En qué me he metido?

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