En los últimos días, Freya ha estado más abierta a conocernos. A aceptarme. Lo único que nos detiene es mi lobo; a Rafe no le gusta que quiera tomarse las cosas con calma.
Después de nuestra primera noche juntos, Freya me dejó fuera de su habitación durante dos días. Le supliqué ―sí, has oído bien― le «supliqué»que me dejara dormir en su cama con ella, y finalmente cedió. Por la noche, disfruto de su cuerpo junto al mío y por la mañana, sobre el mío.
Ella piensa que he sido yo quien la ha puesto encima de mí mientras dormía, pero la verdad es que es ella sola la que acaba encima de mí. No creo que se diera cuenta.
Sin embargo, Rafe está gruñón. Está acostumbrado a que las mujeres se nos echen encima, pero Freya no es así, así que ha decidido que no hablará con su loba hasta que nos acepte y nos marquemos. Aún no se lo he contado porque sé que eso hará que nuestra relación dé pasos hacia atrás.
Pero lo cierto es que Freya no pregunta por mi lobo. Lo único que sé es que Lupa está lista para conocer a Rafe, pero él no cede.
Resopla pero pasa al fondo de mi mente sin hacer ningún otro comentario.
Ahora mismo, Freya y yo nos dirigimos al despacho de su padre para que le comunique su decisión. Cuando llegamos, ella llama a la puerta y él le dice que pase.
En un rincón del despacho, veo cómo Freya abraza y besa al rey con una sonrisa radiante. Todavía estoy trabajando para conseguir esa mirada. Por lo menos ahora me sonríe cuando me ve, pero no es nada comparado con cómo mira a su familia.
―¿A qué debo este placer? ―pregunta el rey Oscar.
Freya respira hondo.
―Me voy mañana con Jasper ―dice, con la voz entrecortada―. Ya he empezado a preparar mis cosas. Quería decírtelo antes de que vieras cómo las sacaban de mi habitación.
El rey se levanta de su asiento y va a abrazar a su hija. Ella llora en sus brazos.
―¿Estás segura de que esto es lo que quieres? ―le pregunta.
Freya asiente.
―Sí, lo es. Tengo que intentarlo, papá ―susurra―. Tú más que nadie sabes que la Diosa de la Luna no comete errores. Lupa no deja de recordarme el vínculo que tenemos con Jasper. Sentimos el vínculo cada día más, y no quiero seguir ignorándolo. La única forma de asegurarme de si estoy tomando la decisión correcta es seguir a mi corazón. Y ahora mismo, mi corazón me dice que vaya con Jasper a su reino.
El rey Oscar la abraza más fuerte mientras ella sigue llorando contra su pecho. El sonido debe de llegar hasta sus hermanos porque irrumpen rápidamente en el despacho y me gruñen de inmediato.
No es que puedan conmigo o algo así. No son rivales para mí. Pero su padre les impide intentarlo, y me alegro.
―Está llorando porque se va mañana ―dice.
Los hermanos de mi compañera se quedan paralizados y la miran. Luego la agarran y la abrazan fuerte. Hablan de lo mucho que se van a echar de menos, y ella les hace prometer que vendrán a visitarla y les dice que ella hará lo mismo.
Es una noche emotiva para mi compañera. Llora casi toda la noche en mis brazos y se duerme encima de mí.
Freya no se da cuenta de lo mucho que lucho por contenerme con ella, sobre todo cuando se queda dormida encima de mí sin nada más que un camisón corto. Es mi compañera, así que quiero ceder al vínculo y hacer lo que quiera con ella, pero no lo hago. Aún no nos hemos besado, pero espero que lo hagamos pronto.
A la mañana siguiente, Freya se toma su tiempo para despedirse de todo su personal. Solo Greta, la mujer que es como una madre para ella, viene con nosotros. En un principio, Freya quería que Penélope también viniera, pero no se hablan desde el día que nos pilló en la cama.
Freya trató de explicarle que somos almas gemelas, que estamos destinados a estar juntos, pero eso no le importó a Penélope. Dijo algunas cosas horribles que habrían herido a mi compañera si no fuera una mujer fuerte. Incluso le dijo que era un polvo fácil, pero mi compañera no derramó ni una lágrima.
Después, me dijo que odiaba haber perdido tantos años pensando que eran mejores amigas.
Aunque ayer se despidieron con lágrimas en los ojos en el despacho del rey, Freya y su familia vuelven a emocionarse al despedirse de nuevo. Su padre la abraza y le besa la cabeza. Nicholas y Lance la abrazan a ella y a Greta, la mujer mayor les dice que los echará de menos en tono maternal.
No asimilo lo que mi compañera está dejando atrás hasta que veo las caras de tristeza de su familia y del personal de su casa mientras nos alejamos. Entonces pienso que Freya ya perdió a su madre cuando era pequeña y que ahora se marcha del único lugar al que ha llamado hogar.
Me alegro de que haya decidido aceptarme y mudarse a mi reino, y me aseguraré de que no se arrepienta.
