La Manada de Greystone Ridge - Portada del libro

La Manada de Greystone Ridge

Arri Stone

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Chapter
15
Age Rating
18+

Sinopsis

Conocer a un extraño y enamorarse de él nunca estuvo en la mente de Alice cuando llegó a Greystone Peaks. Había ido aquí con las chicas para un último viaje antes de que cada una tomara su camino después del instituto. Cuando conoció a Sebastian, sintió algo tan fuerte por él que no pudo negar la atracción. Pero Sebastian le ocultaba un secreto. Era el beta de la manada de Greystone Ridge y había tenido problemas para encontrar pareja. Con la temporada de apareamiento a punto de terminar, tendría que esperar otro año. Hasta que llegó ella y supo que era su pareja. Pero no iba a ser fácil, ya que estaba prohibido tener una relación con una humana. ¿La perseguiría Sebastian en contra de los deseos de su alfa?

Clasificación por edades: +18

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Capítulo 1: Las chicas

ALICE

La fantasía salvaje que tuve anoche volvió a invadir mis sueños. Íbamos a las cabañas de Greystone Ridge para un viaje de chicas antes de que todas nos separáramos para ir a diferentes universidades.

Había quedado con las chicas para hablar de las cosas de última hora que necesitábamos.

Llegué a la cafetería y las vi en los asientos de la esquina.

―Hola ―Me quité la mochila y me senté mientras intentaba ocultar un bostezo.

―Alice, has llegado a tiempo ―Tammy se rio entre dientes porque sabía cómo era.

―Estoy tan emocionada por nuestro viaje.

―¿Tenéis el mapa de adónde vamos? Los Picos de Greystone es un lugar enorme ―Golpeé la mesa con los dedos, pidiéndole que me lo enseñara.

Cassie sacó la tableta y nos enseñó la zona. La impresionante vista de las imponentes montañas y los frondosos bosques verdes envolvió la pantalla. Las cabañas de madera destacaban en un marcado contraste con el telón de fondo natural. Su encanto rústico contribuía a crear un ambiente etéreo. Mi corazón se aceleró de emoción aunque mi mente seguía aturdida por las vívidas imágenes de mi sueño que ahora parecían cobrar vida.

―Tienen un punto de facturación al principio; allí nos darán todo. No te preocupes, les he llamado y me he asegurado de que estuviéramos inscritas ―dijo Cassie.

―Estamos en la cabaña Ridgetop. Tiene dos dormitorios, así que tendremos que compartirlos. ¡Ah! Y se nos permite hacer hogueras en la zona designada.

La idea de una hoguera activó parte de mi sueño: un hombre misterioso, al que no podía ver la cara.

Cassie dio una palmada mientras seguía leyendo parte de la información.

―El registro es después del mediodía.

―Si salimos hacia las ocho de la mañana, llegaremos a tiempo ―Bella dio un sorbo a su café. ―Mi padre nos ha revisado el coche para que vayamos seguras ―Sonrió, un poco avergonzada.

Bella era una inútil con los coches; me sorprendió que aprobara el examen. Siempre me pregunté si tendría algo que ver con el hecho de que su padre fuera el dueño del único taller de mantenimiento de coches de la zona.

Nos reímos sobre quién sería la última en levantarse y organizarse; quién sería la primera en estar lista para salir.

―No importa que sea un poco más tarde, siempre que lleguemos antes de que anochezca. No quiero conducir por carreteras forestales en la oscuridad ―dijo Bella; aquello me revolvió por dentro.

De noche, en el bosque. ¿Habría bichos espeluznantes? ¿O lobos? Me perdí en mis pensamientos mientras hablaban de lo que teníamos que llevar. ¿Habría lobos? El lobo gris con el que había estado soñando volvió a aparecer en mi mente. Lo cierto es que siempre me han fascinado.

Mis padres achacan mi gusto por esos animales a una fantasía; decían que había visto demasiadas películas de hombres lobo y vampiros. Mi favorita era Underworld.

Después de despedirnos, caminé la corta distancia que me separaba de mi casa.

Mis padres siempre se mantenían ocupados con proyectos de construcción. Papá hacía construcciones anexas de madera, como él las llamaba. Yo lo llamaba cobertizos, cosa que él odiaba. Pero todo sea dicho, eran construcciones únicas y variadas en tamaño.

―Hola, cariño ―Apareció mi padre del salón mientras yo me servía un vaso de agua fría―. ¿Estás emocionada por tu viaje? ―Podía percibir preocupación en su voz.

―Sí, acabo de ver a las chicas. ¿Podrías llevarme a la tienda mañana para que pueda comprar algunas cosas? ―Realmente necesitaba aprender a conducir.

Papá refunfuñó, pero yo sabía que cedería. Desde que tenía uso de razón, se me daba fatal levantarme, sobre todo porque era un búho nocturno y me pasaba el tiempo obsesionada con el dibujo.

―Cariño, pronto irás a la universidad ―Me miró con preocupación en la cara. Nunca me había ido de casa, y sabía que este viaje le estaba provocando un infarto. Ir a la universidad había sido una gran batalla para que me dejaran ir.

Ambos dijeron que mi seguridad era importante para ellos. Entiendo que soy su única hija y tienen miedo de perderme pero la sobreprotección, a medida que iba creciendo, era ridícula.

―¿Siempre puedes llamarme? ―Me mordí el labio y solté una risita mientras papá me ponía mala cara y me señaló con un dedo antes de coger una botella de agua y de ir junto a mamá.

Sin duda querían hablar de establecer algunas normas estrictas como que tendría que evitar a cualquier chico que pudiera conocer mientras estuviera allí.

―Ugh ―Gruñí y subí las escaleras para que papá pudiera oírme. Mi mochila estaba en el suelo, a medio hacer. Durante dos semanas, me iría con las chicas a una cabaña en el bosque.

Entonces me vino una idea a la cabeza y tuve que plasmarla.

Pensé en los escarpados picos de las montañas indómitas alzándose sobre mí, con sus bordes rocosos proyectando sombras espeluznantes contra el cielo nocturno lleno de estrellas y un bosque de un verde intenso. Me imaginé el débil resplandor de la luz de una cabaña en la distancia junto con una hoguera.

Mientras dibujaba, me despisté y me vino a la mente la visión de un apuesto lobo. Lo añadí a mi dibujo.

Lo coloreé y cuando terminé me asombré de sus ojos ámbar. Eran increíbles. El dibujo no era lo bastante grande, así que empecé a dibujarlo de nuevo.

¿Habrían lobos por el lugar al que íbamos a ir?

Algo dentro de mí salió a la superficie. Excitación y...

―Dios mío ―Apreté las piernas.

Vale, estaba acostumbrada a leer muchas historias de fantasía y me perdía en los mundos creados por los autores. Muchas veces deseé ser una de esas chicas a las que se lleva un apuesto desconocido, en este caso, un lobo.

No me di cuenta de la hora porque estaba absorta dibujando a mi lobo. Por poco me olvidé de que era la hora de la cena.

Me rugió el estómago mientras me preguntaba qué comer. Se oían voces en el jardín, así que supe que mamá y papá tenían amigos. Entré en la cocina y vi un plato que habían dejado cubierto.

Papá también era un cocinero increíble, y me había dejado un poco de su famoso pollo relleno de mozzarella y hierbas en una salsa cremosa, con una guarnición de patatas pequeñas.

―Mmm ―Gemí, relamiéndome los labios mientras lo veía calentarse en el microondas.

Finalmente hizo ping y me envió a un paraíso orgásmico de diferentes sabores. Estaba segura de que papá lo había hecho para mí como un regalo especial, ya que mañana me iba de viaje. ¿O tal vez para que me quedara?

Había planeado no leer esta noche e irme a dormir. Pero en lugar de leer, no podía dejar de mirar el dibujo del lobo y el entorno de las montañas de Greystone Ridge.

Me pesaron los párpados y volví a tener mi sueño recurrente.

El gruñido gutural de un animal salvaje me hizo estremecer. Me tumbé en el suelo, con la respiración entrecortada, mientras una figura sombría se cernía sobre mí. El susurro de los árboles al viento resonó en el bosque, ahogando los latidos de mi corazón.

Cuando mis ojos se adaptaron a la oscuridad, me di cuenta de que la figura no era un lobo, sino un hombre. Mi corazón se aceleró, inseguro de lo que estaba ocurriendo. Los ojos color avellana del hombre se clavaron en los míos. Su expresión encendió algo muy dentro de mí.

Entonces, un gruñido grave rompió el silencio y, cuando parpadeé, un enorme lobo se alzó sobre mí. Su pelaje estaba erizado y sus ojos brillaban a la luz de la luna. Sentí el aliento caliente de la bestia en la cara y, a pesar del miedo, no pude evitar admirar el tremendo poder que desprendía.

El sueño que tuve me pareció increíblemente vívido, como si el suelo frío estuviera realmente debajo de mí, y el calor abrasador del fuego me recorriera realmente las mejillas.

El lobo que se cernía sobre mí parecía realmente atraerme como un imán. Realmente pude ver sus afilados dientes brillar a la luz de las llamas mientras me gruñía posesivamente. Jadeé y abrí los ojos de golpe al salir disparada de mi sueño.

«Ha sido solo un sueño», me dije. Los lobos no son tan grandes, y no te comen. ¿No?

¿Encontraría a ese poderoso lobo que invadía mis sueños o al misterioso hombre que aceleraba mi corazón?

Algo estaba despertándose en mi interior, y cada momento parecía acercarme más a las montañas de Greystone Ridge.

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