Un desconocido familiar - Portada del libro

Un desconocido familiar

Calista Rosch

Los planes en Voluntas Tua

Eran las ocho de la mañana cuando Ceylan aparcó su Mercedes en el sótano de Aslan Consolidated. Hoy se sentía diferente y no sabía si era Vintage o Liam el causante de esta sensación.

Liam había estado en sus pensamientos desde que el día anterior salió de la mansión.

«Pero no quiero que pases de página».

Las palabras de Liam volvieron a sonar en su mente.

Rápidamente, descartó la extraña sensación que se había apoderado de su pecho. Sabía que no se equivocaba; sabía que Liam quería acostarse con ella y se estaba aprovechando del hecho de que ella, hace un tiempo, había sentido algo por él.

O tal vez aún lo hacía.

Ceylan pensaba mantenerse firme en su decisión, justo lo que le había dicho ayer a Savvy: no iba a liarse con Liam.

No iba a ser una de esas mujeres que se sientan a llorar porque su hombre anda por ahí acostándose con innumerables mujeres.

Sin embargo, Savannah no confiaba en que fuera a mantenerse al margen y una parte de ella también lo sabía.

—El beso que vi gritaba «Te deseo tanto Liam». —Y terminó por decirle—: Arriésgate, Ceylan. La vida no siempre es fácil. Quién sabe, tal vez tú serías quien domara a esa bestia necesitada de sexo.

Ceylan salió del coche y alisó su vestido ajustado color crema de manga larga y cremallera en forma de V.

Sus tacones de aguja negros con correas plateadas hacían «clic-clac» mientras sus mechones de pelo rebotaban a cada paso que daba hacia el ascensor.

—Buenos días, señorita Aslan —la saludó el guardia que estaba junto al ascensor.

—Buenos días Rob. —Ella le sonrió y entró en el ascensor.

—Que tenga un buen día, señorita.

—Tú también. —Pulsó la planta treinta y, cuando los números empezaron a cambiar, se encontró cerrando los ojos.

Le vino a la mente la imagen de ella besando a Liam. Su cuerpo fundiéndose con el de él, sus manos recorriendo su cuerpo, sintiendo cada grieta, cada línea a lo largo de su increíble cuerpo…

—No Ceylan, no con él.

Entonces, su mente pensó en Vintage. Sintió que se humedecía con sólo pensar en él. Pasarían años hasta que pudiera sacárselo de la cabeza.

El ascensor se abrió y Ceylan se dirigió directamente a su despacho. Chloe, su asistente, se reunió con ella por el camino.

Llevaba un vestido oficial azul marino de corte lápiz y cuello en O que resaltaba su piel dorada y almendrada. Llevaba el pelo negro recogido en un moño perfecto, como siempre.

—¿Cómo fue tu fin de semana Ceylan? —Chloe nunca se dirigía a ella oficialmente. Llevaba siendo su asistente durante dos años y a Ceylan le gustaba que se consideraran amigas.

—Un desastre —dijo, y antes de que Chloe pudiera indagar más, Ceylan preguntó—: ¿Fuiste a ver a tu padre este fin de semana? ¿Cómo está?

Su expresión se volvió triste: —No está bien. El médico dice que su cáncer está en una etapa bastante mala ahora.

Ceylan se detuvo para acariciar ligeramente el brazo de Chloe.

—Si necesitas algo, dinero, un descanso, dímelo.

—Gracias, Ceylan. Ya has hecho mucho. ¿Qué más puedo pedir cuando mi padre está recibiendo la mejor atención médica y gratuitamente en el hospital de la empresa? Lo menos que puedo hacer después de lo que has hecho es estar aquí para ayudarte en lo que necesites.

El hospital Santa Mónica era uno de los muchos establecimientos de Aslan Consolidated y, como empleada, su padre merecía esta cobertura médica.

Ceylan pensaba que no merecía los elogios que le dedicaba Chloe, pero había renunciado a pedirle que parara ya que la chica nunca aprendía.

Dentro de su despacho, Ceylan se acomodó en su asiento detrás de su escritorio y Chloe ocupó su lugar habitual.

—¿Novedades? —preguntó Ceylan.

—La Casa de Modas Marilyn ha enviado otro presupuesto. ¿Ha habido cambios de última hora?

—¿Qué cambios de última hora? La exposición anual de moda es dentro de dos semanas; si hay cambios de última hora nos van a costar y mucho.

—Estos cambios son algo bueno, —dijo Chloe, entregándole a Ceylan los documentos que tenía en la mano—, los he revisado. El nuevo local nos devolverá el depósito no reembolsable que perdimos con el anterior y luego pagará la mitad de los gastos de preparación.

—¿Y qué empresario demente podría hacer algo así? —Ceylan sacudió la cabeza mientras volteaba el documento.

—Liam Chase.

Ceylan levantó la cabeza.

—¿Liam Chase? —Tuvo que confirmar si lo había oído bien.

—Sí. La exposición de moda tendrá lugar en el salón de baile del Chase Grand.

¿Qué intentaba hacer Liam? ¿Se trataba de un juego? ¿Intentaba acercarse a ella?

Pero hiciera lo que hiciera, Ceylan no iba a entrar en su juego y él tenía que saberlo.

Tenía en la punta de la lengua pedirle a Chloe que le diera su número, pero se disuadió. Llamarle significaría reconocer su esfuerzo.

—¿Está mi hermano? —Baris hablaría con él.

—No. ¿Quieres que te avise cuando llegue?

—Le llamaré. —Rebuscó en su bolso para sacar su teléfono. Siempre le pasaba lo mismo con su teléfono personal. Sólo determinadas personas la llamaban a ese número (el resto lo hacía a su teléfono profesional) y, teniendo en cuenta que anoche había estado con su familia, lo había silenciado y ahora no lo encontraba.

—Estaré en mi mesa por si necesitas algo. —Chloe se marchó dejando a Ceylan sola en el despacho; era sencillo: pintado de gris con una ventana del suelo al techo que daba a la concurrida calle de Los Ángeles.

Al encenderse la pantalla, apareció un mensaje.

VintageBuenas noches mi dulce Ava, o debería llamarte Ceylan Ela «Pinky» Aslan.

Vintage.

Su mano voló a su cuello dándose cuenta de lo que había delatado su identidad. Le faltaba el collar.

Su corazón latía con fuerza mientras el miedo la recorría. ¿Y si ese tipo la chantajeaba? ¿Y si decidía compartir la información con el resto del mundo? ¿Qué pensaría su familia de ella?

Seguro que se sentirían decepcionados.

Le temblaban los dedos al responder a Vintage.

Ceylan¿Qué quieres de mí?

Ceylan esperó impaciente la respuesta. Esperaba que no la hicieran esperar mucho. Estaba ansiosa por conocer las consecuencias de su locura de noche. Sólo entonces sabría qué hacer a continuación.

No apartó los ojos de la pantalla y, cuando apareció el mensaje, lo leyó inmediatamente. Contuvo la respiración mientras lo leía.

VintageQuiero que vuelvas conmigo a Voluntas Tua. Quiero besarte otra vez. Quiero chupar esos dos pares de yemas apretadas. Quiero probar tus flujos una vez más.
VintageQuiero mi polla enterrada en tu coño de seda mientras me ordeñas hasta dejarme seco.

Dejó escapar el aliento. Esto era chantaje sexual y venía del único hombre que le había dado orgasmos. No estaba tan mal.

Ceylan¿Eso es todo?

Necesitaba saber si había algo más.

VintageSupongo que eso es un sí. No sabes lo feliz que me has hecho. Este día ha empezado bien. Todo gracias a ti, dulce Ava.

Se lo pensó mucho antes de responder. Si le decía que no quería sexo, él podría usar el secreto en su contra.

Tenía que obedecer, conseguir las pruebas que él tenía contra ella y luego cortar lazos para no volver a verle.

También podría resolverlo de otra manera. Podría intentar pensar en algo para hacer frente al chantajista.

Pero algo dentro de ella no quería hacerlo; algo dentro de ella quería dejarse chantajear y tener otra noche mágica con Vintage.

CeylanEstoy de acuerdo. Pero solo si recupero mi collar.

Su teléfono vibró.

VintageEso dependerá de si he tenido suficiente de ti.

***

Los ojos de Savvy estaban abiertos de par en par.

—¿Vintage te envió un mensaje?

Ceylan asintió y le dejó su teléfono a Savvy. Savannah colocó su recipiente de comida para llevar encima de la encimera de la cocina y se volvió a sentar en el taburete.

Se quedó mirando la pantalla durante varios segundos antes de levantar la vista.

—Bueno, esto es... Un buen lío y... Emocionante.

—Y peligroso también —añadió Ceylan—. Lo haré sólo esta vez. Tengo que conseguir mi colgante, recuperar las pruebas.

Mirando los mensajes una vez más, dijo: —Parece inofensivo. No creo que tenga malas intenciones. Simplemente le encantó tener sexo contigo y quiere más. Tú también quieres más, ¿verdad?

Ceylan no podía ocultar su lujuria a Savannah.

—Sí, quiero. Una última vez.

—¿Y si acaba presionando para que esto continúe? Si no acabó contigo una vez, dudo que lo haga la segunda…

—No quiero ser la amante de alguien Savvy. Esta tendrá que ser la última vez. —dijo Ceylan con firmeza. Luego cogió su copa, dejando que el vino tinto bañara su lengua en una ola amarga y afrutada.

—Vaaaleee… Pero si intenta algo, Gabriella tiene que estar al tanto de esto, ella probablemente ha tratado con asuntos parecidos en el club. Además, así tendrías a alguien más echándote el ojo por si necesitas algo. Por cierto, Liam Chase viene con el pack completo, por lo que he oído, no necesitarías a Vintage…

—¿De dónde sacas siempre estos cotilleos?

—El tipo se ha acostado con la mitad de las mujeres más ricas y modelos de Los Ángeles, así que esta información tenía que salir a la luz.

—Es exactamente por eso que no quiero tener nada que ver con él. Y tenía que dejárselo claro hoy.

—Hay algo más… —dijo Savvy con un tono de voz más bajo—. ¿Qué pasó hoy con Liam?

—No sé qué pretende. Ha convencido a Marilyn para que haga cambios de última hora y le deje organizar la exposición de moda cuando llevamos meses preparándola. Dice que pagará la mitad de los gastos de preparación del espacio y luego nos devolvería el depósito no reembolsable del otro sitio.

—Eso es una locura.

—Eso es lo que pensé yo también. Así que llamé a Marilyn, le dije que no me gustaba Chase Grand para el evento y que no iba a firmar el nuevo presupuesto. No voy a entrar en los juegos de Liam.

—Sin embargo, es un buen trato. Deberías haberlo considerado.

Su amiga tenía razón. Aslan Consolidated ahorraría mucho dinero y, como directora financiera, ese era el trato que más les convenía.

—No voy a dejar que tire el dinero por algo estúpido. Es el mejor amigo de Baris, es decente que vele por sus intereses.

Las cejas de Savannah se alzaron y sonrió.

—¿Hablamos de decencia o hay algo más?

—Nada más. —Se levantó del taburete—. Voy a ducharme y a echarme un rato. Ha sido un día muy largo. Buenas noches.

—Bueno… Buenas noches. —Y Savannah siguió comiéndose su comida china para llevar.

Treinta minutos después, Ceylan estaba bajo las sábanas sin una pizca de sueño en los ojos, pero con una sola cosa en la cabeza: Vintage.

Cogió su teléfono y le envió un mensaje.

CeylanHagamos esto el viernes.

No es que le entusiasmara tener sexo con él pronto, es que necesitaba dejar esto atrás. Voluntas Tua debía ser una experiencia de una noche, no una agonía prolongada.

Vintage¿Estás tan emocionada de verme, o más bien, sentirme?

Eso era justo con lo que ella no estaba de acuerdo. No estaba emocionada.

CeylanNo. Sólo quiero acabar con esto.
VintageAunque no lo admitas. Sé que lo estás. Si no, no te mojarías pensando en mí cuando simplemente nos mandamos mensajes.

Apretó las rodillas con fuerza porque lo que él decía era cierto. ¿Era un tipo empático? ¿Tenía alguna clase de cámara oculta? Se había mojado en cuanto pensó en enviarle un mensaje sobre su encuentro.

CeylanNo estoy mojada.
VintageEres una mentirosilla. Veremos cómo serás capaz de ocultarlo cuando te tenga debajo de mí mientras cabalgo tu coño y gritas mi nombre.

Ceylan ahogó un gemido mientras se mojaba aún más las bragas. Tendría que volver al baño y limpiarse.

Recibió otro mensaje suyo cuando ella no contestó durante un rato.

Vintage¿Quieres que te ayude a aliviar ese dolor?

Era una oferta tentadora, pero no iba a aceptarla. Esto ya había ido demasiado lejos.

CeylanNos vemos el viernes, Vintage.

Y guardó el artefacto torturador.

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